capítulo 29

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Han pasado los días y sigo en el futón recuperándome, con la visita del médico una vez por semana para ver mi estado. Nunca estoy solo, siempre me acompañan o Dak-ho o Gyu jin y no suelo salir de la habitación a no ser que sea para ir al baño, porque me canso con facilidad y pierdo fuerza. Por lo demás no hay mucho que contar, la primavera poco a poco se va notando más.

Mientras estaba con fiebre llegó una carta de Dong sun, le habían trasladado al palacio Gyeongbokgung tras atrapar a los bandidos, allí les estaban haciendo preguntas sobre lo sucedido y estos, pese a las torturas y amenazas por parte de guardias y funcionarios, no habían dicho nada todavía, lo que les complicaba todo.

Al enterarme le comenté a Dak-ho lo que sabía, por si sirve de algo y juntos redactamos una carta para Dong sun, contándole que los bandidos trabajaban para alguien, que este alguien es mujer y que sabía que estamos investigando el asesinato del príncipe heredero de hace cuatro años. En otra hoja aparte le escribimos que sospechamos de que la que mueve todos los hilos es la concubina, la única sospechosa que nos queda y que no tiene coartada que la sitúe fuera de todo esto, en ambos casos.

A la semana siguiente nos llegó la respuesta de Dong sun, al parecer actúan bastante rápido en el palacio, agradeciendo la información y que si pasa cualquier cosa nos escribiría de inmediato. Con respecto al otro tema, no puede investigar mucho, pero que estará al tanto por si pasa algo sospechoso. Por último, no va a decir nada sobre la concubina para no meterse en problemas y que si encuentra algo más sobre la hija muerta también nos lo mandará.

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Tres semanas han pasado desde que desperté, no tenemos noticias por parte de Dong sun, lo cual puede ser o algo bueno o algo malo, lo único que sabemos es que cada día que pasa estamos cada vez más nerviosos. Gyu jin nos suele visitar de vez en cuando y a veces viene acompañada de Taeyang, como he mejorado bastante ya no hace falta que se quede cuidándome, pero siempre viene cuando es la visita del médico, para comprobar mis avances.

Las vendas del torso, brazos y piernas me las quitaron hace una semana, dejando a la vista moratones más grandes que un puño y de un color negro bastante desagradables de ver. Las pocas heridas que tengo todavía están cubiertas y noto como la piel tira de la zona, sobre todo en la cara, cuando hago algún movimiento.

El cuerpo en general ya no me duele y he recuperado algo de color y fuerza, aunque los moratones todavía duelen si entran en contacto con cualquier cosa más dura que las telas, lo cual es casi todo, lo cual provoca que Dak-ho mantenga las distancias, por miedo a hacerme daño, y tengo que ser yo quien lo toca o abraza.

- Parece que estás mejorando bastante bien. - Dice el médico guardando sus cosas, le da un bote mediano y de color marrón a Dak-ho. - échale el contenido en las heridas solo si le pican o nota que la piel le tira demasiado, pero no abuséis del contenido. - Dak-ho asiente y me mira. El médico se acerca a Gyu jin que está sentada cerca de la puerta. - Acompáñeme fuera, tenemos que hablar. - Mi hermana obedece y sale detrás del médico, dejándonos a solas en la habitación.

Dak-ho deja el bote en el tocador y se sienta a mi lado, tomando mis manos entre las suyas y las acaricia inconscientemente mientras mira por la ventana que está abierta. Sigo su mirada y en el árbol que hay en el jardín, un poco alejado de la casa, en una de las ramas más cercanas a la ventana, veo un capullo que le falta poco para abrirse, aunque no sé identificar el árbol.

Bajo la vista a nuestras manos y veo la herida que me provocó la concubina con las uñas, cuatro medialunas perfectamente circulares y de un tono marrón rojizo, según el médico dejarán una cicatriz blanca que me durará toda la vida. Aprieto las manos inconscientemente porque Dak-ho me obliga a mirarle, al hacerlo me calmo un poco y suelto un suspiro.

Dak-ho también suspira, me da un beso en la cabeza y otro en la frente, parece que quiere decir algo y le cuesta, por eso tarda en hablar, pero no tiene la oportunidad porque Gyu jin entre en la habitación, haciendo que Dak-ho se trague todo el esfuerzo que ha reunido.

- Espero no interrumpir nada importante. - Negamos a la vez con la cabeza y ella se acerca para sentarse a un lado. - He hablado con el médico y me ha comentado que ya no va a tener que volver. - Hace una pausa y me coge de las manos, la miro a los ojos y ella también tiene esa mirada que siempre encuentro en Dak-ho, pena y tristeza que intentan esconder a toda costa. - Has tenido mucha suerte de salir vivo y seguir adelante.

El silencio inunda la habitación y solo es interrumpido por el canto de los pájaros. Gyu jin de pronto se abalanza sobre mí para abrazarme, contengo un quejido, pero no puedo evitar hacer una mueca y la escucho llorar. La empiezo a acariciar la espalda y miro a Dak-ho que tiene los ojos llorosos, me devuelve la mirada y con una sonrisa triste nos acaricia la cabeza a ambos.

- Pensé que te perdía. - Escucho decir a Gyu jin contra mi hombro, mientras se sorbe los mocos. - Todos lo pensábamos y nos asustamos demasiado. - No puedo evitar volver a pensar en lo que han tenido que pasar y eso me entristece.

- Ya está todo bien, no hay nada de que preocuparse ahora. Los bandidos están lejos de aquí y encarcelados y no creo que la concubina venga a por nosotros con las manos vacías o sola. - Gyu jin se separa y se limpia con la manga las lágrimas.

- Al menos te encontramos antes de que pasara algo peor. - Esta vez mira a Dak-ho al decir esto y él asiente. Dudo que sepan que casi podría haber acabado mucho peor y que me ha salvado el ser hombre, pero no se lo digo, no quiero preocuparles más.

- Por cierto, he estado preguntándome esto mucho tiempo, ¿cómo me encontrasteis? - Ambos intercambian miradas y es Dak-ho quien me contesta.

- Bajamos al pueblo a preguntar y pedir ayuda. Un cazador escuchó voces bosque adentro y cuando se acercó encontró la cabaña, todo le pareció muy raro y vino a casa a avisarnos.

- Pedimos ayuda a Dong sun y algunas personas más de la guardia imperial en las que confiamos. - Dice Gyu jin, como aclaración. - Cuando llegó el cazador estábamos todos aquí, así que no tardaron en ir al lugar. Dak-ho y yo fuimos con Taeyang y Dong sun un poco más tarde, por si era peligroso. El resto ya lo sabes.

Esa tarde llegó Taeyang después de hablar con los guardias imperiales antes de marcharse, pasamos la tarde juntos en mi lugar favorito del jardín trasero. Hablando de trivialidades y evitando lo sucedido, aunque todo estaba tranquilo se podía notar todavía una pizca de preocupación en el ambiente, por mucho que lo intentan ocultar.

Por petición de Gyu jin, ambos se quedaron a cenar y cuando llegó la hora de irse no quería, al final tras mucho insistir y algún que otro abrazo Taeyang lo consiguió. Aunque cuando se estaban alejando por el camino pude notar como mi hermana empezaba a llorar y Taeyang la abrazaba para consolarla, esa escena me partió el alma.

- No le des muchas vueltas, es normal que esté así después de todo lo que ha pasado. Es la que más ha sufrido aunque no lo parezca y quiera verse ante tus ojos como alguien fuerte. - Me pasa un brazo por encima de los hombros antes de dirigirnos dentro. - Yo también. - Le miro enarcando una ceja, que al parecer tengo partida porque me tira la piel. - También he sufrido mucho. - Me mira muy serio, una expresión que no veía desde que nos casamos. - Pero eso no volverá a pasar, no te dejaré solo nunca más, pase lo que pase.

Niego con la cabeza y esbozo una sonrisa, Dak-ho para en seco y me atrae hacia él, quedando cara a cara, sujetándome por la cintura. Levantó la barbilla todo lo que puedo para enfrentarlo y recibo un beso en la nariz y por primera vez, desde que pasó todo esto, Dak-ho sonríe. Coloco mis manos en sus hombros, acortando más el espacio que nos separa.

- ¿No me crees capaz? - Pregunta con un brillo travieso en los ojos.

- No, te creo capaz de llevarme a todos lados con la excusa de que me puede pasar algo. - Contesto con un tono de desinterés en mi voz.

Dak-ho ríe, me coge de la barbilla y me besa suavemente en los labios, con cuidado de no rozarme la herida. Nos separamos y un hormigueo me recorre los labios, pidiendo más. Esta vez le beso yo, pero Dak-ho me aparta cuando nota mis intenciones.

- Aún no, sarang. - Me da un beso en la frente, antes de seguir. - Primero recupérate por completo, ya tendremos tiempo de hacer travesuras. - Tras decir eso me lleva de la mano a la habitación, para dormir abrazados, algo que también echaba de menos.

DalryokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora