Frío, mucho más de lo que nunca había sentido, y constantes escalofríos que subían y bajaban desde los talones hasta la nuca. No veía nada, solo oscuridad, y si se esforzaba, podía percibir unos pequeños destellos en la lejanía o quizás era su mente tratando de ver algo. Por la cabeza de Amil pasaban mil pensamientos sobre lo que le ocurría. Quizás había encontrado la llave a otro mundo o quizás había muerto. La joven intentó evitar ese tipo de pensamientos y se esforzó para tratar de moverse si es que aún mantenía una forma corpórea. Tras mucho esfuerzo, consiguió dar un paso y lo que sintió la heló aún más que antes, pues le recordó al sentimiento de caminar sobre la nieve con los pies desnudos. Amil trató de recuperar la visión abriendo y cerrando rápidamente los ojos. Poco a poco, parece que fue recuperando la visión y pudo reconocer al instante que aquel lugar en el que se encontraba era el patio principal de Glaia, que es la principal fortificación de la región nevada y el hogar de la familia Shakin. Recordaba haber estado ahí mismo hace unos días.
Segundos después, se dio cuenta de otra realidad: la joven princesa de Glaia se encontraba tal y como su madre la trajo al mundo. Esto avergonzó mucho a Amil hasta que se dio cuenta de que en aquel lugar no había ni un alma a excepción de ella. La chica miró al cielo y frente a sus ojos una estrella fugaz del tamaño de la luna la maravilló. Trató de seguirla, pero a cada paso que daba sentía que la nieve debajo de ella la iba tragando poco a poco y no le permitía caminar. También fue perdiendo el sentido de la vista.
Amil despertó en su cama, se encontraba agitada por lo que acababa de vivir. ¿O todo había sido un sueño? Desde luego, fue mucho más real que un sueño. Al despertarse, se dio cuenta de que solo contaba con dos cosas: el camisón de dormir y un colgante que perteneció a su abuela. Este tenía forma de luna y dentro portaba una pequeña piedra blanquecina. Recordó que su abuela le decía que era un amuleto protector. Amil lo abrió y sacó aquella perla, la cual observó con la determinación de que había una correlación entre aquel misterioso sueño y la reliquia de su familia.
—Amil... ¡Amil, sal ya! —dijo una voz tras la puerta—. A nadie le apetece vivir un día como hoy, pero así es la vida y con los años va a peor, te lo aseguro.
Amil se levantó y se colocó una bata por encima, después se dirigió tranquilamente a la puerta y la abrió.
—Ay, por lo más querido de este mundo —dijo la persona tras la puerta, que resultó ser Immi, la criada de Amil—. ¡Pero aún estás así! Tu madre ya te está esperando para poner rumbo al río.
En ese momento, Amil recordó aquello que era tan importante y para lo que debía prepararse: hoy es el funeral de su padre. La noticia de la muerte de su progenitor no le sorprendió, ya que este pasó una última etapa en la que se le podía ver realmente débil y Amil se fue preparando para lo inevitable. Sin embargo, lo que le causaba dolores de cabeza a la joven era que al faltar su padre, ella debía tomar su lugar al ser su única hija; debía ser la reina de Glaia. Lo que en un primer momento no le sonó mal, pero eso incluye también el deber de casarse con un desconocido para optar a una buena alianza para su casa. Además, no podría vivir las aventuras que soñaba vivir de más pequeña. En cierta parte, ella lo veía como si la estuvieran sentenciando a vivir por y para Glaia y aunque ama sus tierras, aún no se veía preparada para aquello.
—Perdón, Immi. Por un momento quise pensar que era todo parte de una pesadilla.
—Es normal querer evitar este tipo de momentos, pero afrontarlos nos hace más fuertes —dijo Immi, pensando sin saber que lo que más afectaba a Amil era su posición como sucesora—. Además, con lo hermosa que eres, estarás lista en nada.
Amil era una chica muy atractiva. Su piel era igual de clara que la misma nieve, su cabello negro generaba un contraste muy llamativo, sus ojos grises atrapaban a todos los que se osaban a mirarla directamente, y su rostro, que muchos decían que le hacía parecerse a una gata por la forma de sus ojos, sus pómulos y lo delgado de su cuerpo y rostro.

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Ojo de Serpiente
FantasyEntre antiguos secretos y un reino al borde del colapso, ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar para salvar lo que amas? En Dunaria, un grupo de jóvenes ladrones roba para poder sobrevivir. A pesar de su habilidad y cuidado, acabarán por meterse...