°Lactosa° ²

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Jhonny.

—Ha sido una buena comida. —digo mientras me reclino en la silla y me froto la barriga con las manos. —No recuerdo la última vez que comí tan bien.

—Espero que hayas dejado espacio para el postre. —dice Fanny mientras entra en el comedor y deja una gran porción de pastel de manzana.

—Primer día y ya me estás mimando. Podría acostumbrarme a esto. —estoy tan lleno, pero se me hace agua la boca al ver el pastel.

—¿Quieres leche? —ofrece, y asiento.

—Sería estupendo. —cojo el tenedor, pero cuando voy a darle un bocado, me confundo cuando empieza a desabrocharse la parte de arriba del vestido. —Corderita, ¿qué haces?

—No pude embotellar nada cuando llegué, pero no te importa beber directamente de mí, ¿verdad?

Sonríe tan inocentemente mientras termina de desatar la parte delantera y separa el material. Sus tetas llenas y cremosas se hinchan por la restricción de su parte superior y caen hacia adelante como una ofrenda del Señor.

—Jesús. —suspiro al ver sus bonitos pezones rosados ya goteando leche. Mi polla responde de la misma manera y siento cómo mis propias pérdidas mojan la parte delantera de mi overol.

—Te dije que era la ama de leche. —dice con orgullo en la voz.

No puedo apartar los ojos de sus montículos que gotean mientras pienso en los hombres haciendo fila para chuparla como un grupo de terneros persiguiendo a sus mamas. De repente me enojo, y no sé por qué.

—¿Vas por ahí dejando que la gente pruebe cuando quiere? —me agarro al borde de la silla para no tocar su suave carne.

—No, tío Jhonny. Solo alimentaba a los bebés cuando las otras mamás necesitaban ayuda. —se acerca y levanta las tetas, que deben de estar pesadas y doloridas. —No pude traerme nada para sacarme leche, así que han pasado unos días y están muy llenas.

Mi polla está dura como el acero de un mazo, y lo único que quiero es deslizarla entre esas gordas tetas. Quiero follarme sus tetas hasta correrme y luego quiero que me la chupe. Pensar en ella bebiendo mi semen mientras gotea me hace frotarme la parte delantera del overol.

—¿Y qué quieres que haga? —tengo que tragar la saliva que se acumula en mi boca ante la necesidad de su dulce crema. Joder, apenas es legal y ya está madura como una vaquilla de primavera.

—Pensé que podrías tomar un poco de leche con tu pastel. —en ese momento, una pequeña perla de leche cae sobre sus dedos y casi me corro en los pantalones. —¿Esto está mal?

Va a tirar del vestido para taparse, pero la agarro suavemente de la muñeca y niego.

—No, corderita, esto es perfecto. Ven aquí y déjame ayudarte con eso.

La acerco para que se coloque entre mis piernas y le pongo las manos en la espalda para que no pueda escaparse. Sus tetas están justo en mi cara así, y me inclino hacia adelante y acaricio entre ellas.

Huele a leche fresca y a sábanas limpias, y cierro los ojos. Mi boca se acerca a su húmedo pezón como si fuera un recién nacido y el instinto se apodera de mí. Mis labios se abren sobre su pezón, me prendo y mis dedos se clavan en su espalda.

El primer tirón me transmite su dulzura, y vuelvo a hacerlo, más rápido la segunda vez. Doy un sorbo y luego trago con fuerza antes de pasar al siguiente. Me corre por la barbilla cuando bebo otro trago entero, pero no me detiene ni me frena.

—Es mucho mejor que cuando lo hacen los bebés. —dice Fanny y me pasa los dedos por el pelo mientras sigo amamantando. —Gracias, tío Jhonny.

Bebo con avidez hasta que casi no queda nada y me froto los pezones contra la cara. Son pequeños guijarros apretados y, sin embargo, ella es tan suave contra mi áspera piel.

—Gracias, corderita. —le digo mientras me limpio la barbilla con el dorso de la mano y vuelvo a sentarme. Sus tetas parecen tan grandes y cremosas como antes, pero quizá no tan hinchadas.

—Tío, ¿por qué me hormiguea aquí? —miro hacia abajo y veo que está apretando los muslos mientras se enreda las manos en la parte delantera del vestido. —Nunca lo había hecho antes cuando los bebés bebían.

Que Dios me ayude, necesita ser lamida ahora mismo, y estoy deseando hacerlo. ¿Coño virgen endulzado con leche? Es como si estuviera hecha para mí.

—Eso es porque no los dejaste beber de ahí. —le meto la mano por debajo del vestido y le acaricio el coño. Jadea y asiente. —Sí, deberías dejar que lo haga yo. Lo haré mejor. —digo mientras me balanceo en la silla y siento cómo se me endurece la polla.

—¿Es algo que se te permite hacer?

—Oh sí, ahora que eres mía, puedo cuidarte.

—De acuerdo, siempre que esté bien. —sonríe.

—Recuéstate, corderita. —pone su culo en la mesa, y yo subo el vestido. —Sujétame esto.

Le cojo las bragas por arriba y se las bajo por los muslos antes de abrirlos. Luego aspiro el aroma de su coño fresco y entierro mi cara en él.

—¡Tío Jhonny! —grita e intenta alejarse de mí. Pero he montado innumerables broncos, y no voy a dejarme tirar de esta. Le chupo el clítoris como hice con sus tetas de leche y, finalmente, se tranquiliza.

—Ya está. Tranquila, chica. —le digo mientras le meto un dedo y noto lo apretada que está.

Puede que el viejo hermano Simon no haya conseguido su cereza, pero yo voy a probarla el primer día. Ahora que es mía, antes de que acabe la semana la tendré doblada y siendo domada como un novillo de premio.

Cuando la agencia me llamó y me dijo que tenía una pupila, nunca pensé en lo que pasaría después. Entonces eché un vistazo a mi corderita, y supe que mis días de correrme en un coño de bolsillo habían terminado. Ella va a ser mi nuevo juguete para follar, y mi polla no me dolerá durante días como antes. Me hundiré en este tarro de miel cada vez que pueda, y como ya está madura para ser ordeñada, voy a engordar su crema.

—Joder, eres un regalo, corderita. Mi recompensa.

—Tío Jhonny, siento cosquillas. —gimotea mientras le lamo el clítoris una y otra vez.

—Vamos, dame lo que es mío. —lo lamo de nuevo, y grita. —Eso es, vamos, chica. Dámelo, así. —cuando sus ojos se cierran, sé que está cerca. —Tranquila. Tranquila, chica, un poco más.

En ese momento su espalda se levanta de la mesa y grita mientras se corre en mi dedo. Estoy ahí para lamerlo y frotar mi cara en él. Nunca he tenido un coño tan bueno ni tan joven, y se me pone dura pensando en todo lo que voy a enseñarle.

Será como domar a un caballo. La montaré duro y le enseñaré quién manda, pero cuando acabe se alegrará.

One Shots [+21] «Johnny Depp»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora