°Chúpala🍭° ³

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Johnny.

-Me hace cosquillas. -menea las caderas y siento cómo su coño desnudo roza la punta una vez más.

-Estate quieta, pequeña. Eso no es algo que puedas tener.

-Pero también se siente bien.

Está mojada. Joder, está mojada. ¿Cómo puede mi pequeña desearme tanto como yo a ella?

-Sé que se siente bien, pero no puedes tenerlo. -me meto entre los dos y me subo los pantalones cortos de baloncesto hasta cubrirme la polla para que no pueda seguir provocándome. Una vez fuera de su alcance, me mira y saca el labio.

-Pero dijiste que era tu chica buena.

-Lo eres. -suspiro y me paso la mano por la cara. -Vamos a llevarte a la cama. Ha sido un día largo y es tarde.

-No tengo sueño. -está enojada conmigo y lo odio. Me encanta mimar a mi pequeña, y estaba deseando hacerlo a tiempo completo ahora que vive conmigo.

-Vamos, te arroparé. -me pongo de pie y mira la parte delantera de mis pantalones cortos. Trato de ignorar mi polla cuando sobresale en su dirección y le tiendo la mano para que la tome.

Al final viene conmigo y la conduzco al dormitorio que he preparado para ella. El edredón es esponjoso y suave, y cuando se sube veo que la camiseta que lleva se sube y deja al descubierto su bonito culo redondo. Entonces veo los labios de su coño asomando entre sus muslos, y me obligo a apartar la mirada.

-¿Me vas a dar un beso de buenas noches? -pregunta inocentemente mientras apago la luz y me acerco a su cama.

-Por supuesto. -tomo asiento, me agacho y, para mi sorpresa, me rodea el cuello con los brazos y tira de mí. -Maddie. -le advierto, pero me ignora y aprieta los labios contra los míos.

El beso es suave y dulce, y aunque no quiero apartarme, lo intento. Entonces vuelve a sorprenderme lamiéndome los labios. Mi control es tan escaso que hago lo mismo con ella, y entonces mi lengua se desliza por la suya y gime en mi boca.

-¿Qué tal un poco de cosquillas para que te vayas a dormir? -le ofrezco porque estoy tratando de controlar mis impulsos.

-Sí, por favor. -sonríe mientras le bajo las sábanas.

Luego le subo la camisa por el vientre para poder ver su coño desnudo. Es tan bonito y suave, y ella abre las piernas con impaciencia. Mis dedos tiemblan un poco cuando toco suavemente entre sus piernas y empiezo a frotar en círculos alrededor de su clítoris. Está tan caliente y húmeda, y al tocarla veo que se le cierran los ojos.

Sus caderas se levantan con el movimiento, y me arriesgo a bajar un poco el dedo hasta su abertura. Está tan mojada que mi dedo se desliza adentro y lo saco rápidamente. Utilizo la crema que he tomado para lubricar su clítoris y froto más círculos. Lo hago durante un buen rato, metiendo y frotando, metiendo y frotando, hasta que gime pidiendo que la libere.

-Siento algo raro, papi. -aprieta los ojos con fuerza mientras le froto el clítoris lo suficiente para que se corra.

Quiero saber qué se siente, así que le meto un dedo y ella se agarra a él. Sé que si fuera mi polla, me sacaría todo el semen. Me correría tan dentro de su coño virgen que no habría forma de que no la hiciera polvo.

-Papi. -susurra mientras me agacho y le doy un último beso.

-Te amo, pequeña. -le digo antes de lamerme los dedos y salir de la habitación.

Es lo más difícil que he tenido que hacer nunca, porque quiero meterme en la cama con ella y follarme su dulce agujerito goteante de su liberación. Mi pequeña está resbaladiza para mí, y nada me gustaría más que llenarle el coño. Pero eso no es algo que deba hacer y tengo que dejar de pensar en lo bien que me sentiría deslizándome dentro de ella mientras me llama papi. O en lo bien que me sentiría si la penetrara hasta correrme. Tendría que tener mucho cuidado de no dejarla embarazada, pero aún es joven y fértil, y probablemente no haría falta más que una vez.

Voy a mi habitación y me quito la camiseta antes de meterme en la cama. Decido dejarme los pantalones cortos solo para no tener la tentación de jugar con mi polla. Ya me he corrido antes en su boca y luego le he metido un dedo. No necesito empezar a fantasear con hacer más que eso. Debería aceptar mi regalo y estar agradecido, no intentar pensar en una forma de tomar más.

Joder, su boca fue tan buena que solo puedo imaginar que el resto de su cuerpo sería mejor. La forma en que se sentía en mis dedos y ver su orgasmo casi me hizo correrme encima. Ver a mi preciosa chica recibiendo todo ese placer me hace sentir poderoso. De repente, siento una necesidad posesiva de ser yo quien la penetre para que nadie más tenga la oportunidad.

Es una oscura fantasía en la que no necesito pensar, así que me obligo a despejarme y cerrar los ojos. En algún momento me duermo, pero no por mucho tiempo.

One Shots [+21] «Johnny Depp»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora