Bien, este día iba a ser extremadamente extraño y solitario. Cye faltaría, lo que implica juntarme con personas que no inspiran mucha confianza. Ella era la única persona con la que podía hablar bien, todas las demás chicas eran un asco.
Llegué a ecología y me senté en la mesa. ¿Ahora con quién platicaría? Saqué mi libreta, tenía que terminar una definiciones que había dejado para hoy. Sentí que alguien se sentaba a mi lado. Sonreí, esperando ver a Cye para que me contara que sí pudo venir, pero me encontré con el cuerpo de Calum Hood.
Él sacó un lápiz y lo colocó frente a él sobre la mesa.
¿Por qué se sentó conmigo?-Sabes que está ocupado, ¿no? -lo reté.
- Tu amiga no vendrá -respondió.
-¿Cómo lo sabes? -pregunté.
- Siempre entran juntas Wilde, y son las ocho ya. Se supone que debe estar aquí -dijo sin mirarme.
-Oh -fue lo único que pude decir.Miré un poco su mano, y recordé como sangraba ayer. No traía ninguna venda o un parche. Apreté mis labios.
-¿Por qué decidiste sentarte conmigo? -alcé una ceja.
- ¿Y por qué no? -preguntó de regreso.
-Ugh -bufé enfadada.
- Bien, entonces puedo dejarte sola. Obviamente no podrás hablar con nadie, trabajarás el doble y...
-Ya, ya, quédate -le dije.
- Si, insistes -se volvió a sentar. ¿Qué lo hacía tan hablador hoy?
-¿Hoy ya no estás de mal humor? -le pregunté.
- Nunca estoy de mal humor -confesó.Solté una carcajada sarcástica.
-Como tú digas.
- Parece que tu si -me miró de reojo.
-Las personas me ponen de mal humor -le dije.
- Dato curioso: Eres una -respondió.
-Come mierda -murmuré entre dientes.Escuché una risa proveniente de él.
La clase comenzó y yo no podía concentrarme teniendo a Calum a mi lado. Era un idiota bipolar. Si tan sólo tuviera una pista de que es lo que piensa, todo sería más fácil. Ayer no fue complicado hablar con él, de hecho... Fue agradable.
Saqué mi bolígrafo y comencé a escribir lo que el señor Davis dictaba. Calum se encontraba callado. No podía evitar dejar de mirarlo, se daría cuenta. Tal vez si tan solo, él actuara como una persona normal.
Pero no era una persona normal. No era como los chicos del instituto, que estaban en busca de su cita para el baile de primavera y pretendían ser los más populares mujeriegos. Èl simplemente... No existía. Para nadie. Era como un fantasma, nadie notaba su presencia... Más que yo.El profesor nos asignó una tarea para antes del final de la clase.
- ¿Prefieres hacerlo aquí o afuera? -preguntó Calum.
-Donde te sientas más cómodo tú -me encogí de hombros. Lo que menos quería era pelear con él.
- Vamos afuera -me indicó y asentí. Comencé a seguirlo.Su espalda era tan ancha, pero aún así era delgado. Tenía buen cuerpo debajo de esa ropa. Mordí mi labio un poco. Nos sentamos en un lugar retirado de los demás. Había mucha sombra y poco sol, había pronosticado lluvias.
Él me miró penetrante esperando a que hiciera algo o dijera. No lo sé, nunca sabía qué quería. Apreté mis labios y me senté frente a él. Acomodé el mechón de cabello que caía sobre mis ojos y lo miré por debajo. Sus ojos seguían postrados en mí. Estaba un poco asustada, ese chico me causaba escalofríos y no sabía por qué.Tragué saliva y entreabrí mi boca para hablar.
-Entonces, ¿tú haces la mitad y yo la otra? -le pregunté.
- Sí -respondió y apreté mis labios asintiendo. Miré sus manos, las venas de éstas se sobresaltaban. Como sí estuviera haciendo fuerza.Comencé a escribir en el cuaderno. Todo era fácil, básicamente era resumir lo que el señor Davis había dicho. Escuché un par de gritos cerca y sentí que tocaron mis hombros.
- Hey, Alissa. ¡Fiesta mañana en casa de Jessica! -llegó Russell-. Sus papá están fuera de la ciudad, se va a poner grande -dijo y se fue a otra mesa.
-Yo... eh, no lo sé -me encogí de hombros.
- ¿Popular eh? -me miró de reojo.
Reí por lo bajo.
-No me gustan las fiestas -admití.
- ¿Porque terminas desangrándote? -me miró divertido y reí un poco.
-Eso sólo pasó una vez -negué con la cabeza con una sonrisa-. No sé por qué tengo tan mala suerte.
- No culpes a la suerte por lo que te pasa -espetó-. Eres tú, definitivamente.
-¿Me estás diciendo tonta? -alcé una ceja, ofendida.Él rió fuerte y sonreí. Jamás lo había escuchado reír así.
- No lo sé, dime tú.
-Mmm, bueno, sí, un poco -me encogí de hombros. Volvió a reír.
- Aceptarlo es el primer paso -mencionó.
-¿Cuál es el segundo? ¿Evitarlo? -alcé una ceja.
- Enfrentarlo -me guiñó el ojo y mordí mi labio.Bajé la mirada y puse la pluma sobre el papel. Me había quedado en blanco. Después de unos minutos sin decir nada, escuché que habló.
- ¿Irás?
-No creo -dije-. Como te dije, las fiestas no son lo mío.
-Oh -respondió.
-¿Y tú? -le pregunté.
- No lo sé -escribió en el cuaderno y alzó la vista-. ¿Debería?
-Supongo, se ponen divertidas, ¿no? -me encogí de hombros.
- Tal vez -puso sus brazos sobre la mesa-. No son lo tuyo, después de todo.
-Pero sí lo de Cye y es mi mejor amiga -le dije-. Cuando se entere, querrá llevarme.
Él se me quedó mirando y la campana sonó.
- Bien.
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Haunted » c.h.
FanfictionHay algo más poderoso que el amor, es el miedo. El miedo empuja barreras. El miedo le tapa los ojos al enamorado. Pero quien siente miedo del otro, es quien por amor se ha desangrado. Hay un secreto. Dos secretos. ¿Tal vez tres? El reloj es el peor...