Día 15

351 47 38
                                    

Mi madre en verdad me ponía como loca. Llevábamos más de dos horas caminando por el centro comercial buscando una de esas fajas que vio en la televisión.

Pobre mujer, siempre creyendo todo lo que escuchaba o veía. Miré en una vitrina un hermoso vestido floral mientras que ella hablaba con una asesora de modas.

Quizá lo compraría, a mi madre no le molestaría.

Entré a la tienda y busqué entre los tubos de donde cuelgan la ropa esos vestidos, un M, me vendría bien. Quizá un S, a veces me gustaba lucirnos más cortos. Cosa que a mi padre no le parecía muy divertido.

Una trabajadora se acercó a mí con una sonrisa hipócrita en su rostro.

- ¿Estas buscando algo? -preguntó.

-Sí, ¿tienen este vestido en S? -le pregunté.

- Seguro, en un momento te lo traigo -dijo ella mientras caminaba al almacén. Comencé a ver la ropa que estaba en toda la tienda. Algunas cosas eran tan caras.

No importaba eso, sabía que mi madre me lo pagaría aun así. La señorita me trajo el vestido, no era necesario probármelo, me lo llevaré así. Fui hacia la caja y lo pagué con la tarjeta negra de mi madre. Me lo dieron en una bolsa y el local de al frente llamó mi atención. Lencería.

Fruncí el ceño. Vi hacia ambos lados y verifiqué que nadie conocido pasara. Entré a la tienda y miré los conjuntos de ropa interior. Necesitaba algo realmente sexy. No sabía cuál era mi deseo en este momento, pero sabía que quería cambiar mis bragas de conejitos. Miré en las mesas una tanga de encaje negro. Definitivamente me llevaría esto. Tomé casi todo lo que encontraba. Desde sostenes preciosos hasta tangas diminutas.

De ahora en adelante le diría adiós a los ositos y patos. Caminé a la caja y pagué. De ahora en adelante le diría adiós a los ositos y patos. Caminé a la caja y pagué con la tarjeta nuevamente. Me dieron mis cosas en una bolsa de Victoria's Secret rosada.

Salí con una sonrisa y caminé en dirección a la tienda de mascotas, pero me encontré con alguien mejor. Vi al mismísimo Calum Hood con una bolsa bastante grande colgando de su mano. Vacilé. ¿Debería de acercarme y saludarlo?

O me siento y espero a que él me vea. Sería muy descortés sí no me saludara. Pero conociendo a Calum... Obviamente me ignoraría. Suspiré. Bien, lo saludaré. Caminé hacia él, estaba distraído mirando unas sogas en la ferretería. Bien, no seas muy obvia, estás a un metro de él, sólo...

- ¡Alissa! -cerré mis ojos escuchando a mi madre-. ¡Ahí estabas!

Solté aire fuertemente y Calum se giró a verme.

Volteé a ver a mi madre muerta de la vergüenza.

- Te estaba buscando -dijo ella y miró a Calum-. Oh disculpa, ¿hablabas con tu amigo?

-Ya me iba... -le susurré a mi madre.

- ¿Por qué no lo invitas por un helado? -preguntó. No mamá por favor-. Por cierto, soy Layla, un gusto.

Le estiró su mano a Calum y él la tomó.

- Calum.

Vi el rostro de Calum y no pude evitar morder mi labio inferior. Su seriedad me mataba, probablemente mi madre piensa en estos momentos que él es bastante grosero.

-Mamá, se hace tarde -le dije.

- No, está bien -habló Calum y me le quedé mirando-. Tiene razón, podemos ir a comer algo.

Entrecerré los ojos.

-Um, okay -susurré.

- ¿Te dejo dinero? -abrió su cartera y sacó unos billetes-. Usenlo bien, eh -dijo alzándome las cejas pícara. Ugh, ¡mamá!

Haunted » c.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora