Día 19

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Cye me estaba animando todo el camino hasta la casa de Calum, mientras que yo le daba indicaciones. Tenía el cuaderno de Cal entre mis manos, aferrándome a este con fuerza. No pude evitar leer un poco. Tenía una caligrafía perfecta y su no tenía ninguna falta de ortografía.

¿De donde había salido este chico? Se notaba que le gustaba la literatura por todos sus apuntes y grandes reseñas de libros populares. Romeo y Julieta, Don Quijote, 100 años de soledad. No lo sé, no imaginaba a Calum realmente como un chico intelectual.

No me lo imaginaba sentado leyendo un libro con su ceño fruncido y sus gafas puestas. Mierda, qué hermoso. Le indiqué a Cye que doblara a la derecha, después de habernos perdido 10 minutos. Y paró frente a la casa de colores grisáceos.


Ella me miró emocionada.

-Vas a ver que no sucederá nada, Cye, tranquila -reí.

-Bueno, siempre puedes desnudarte frente a él -me guiñó el ojo.

-Lo único que haré es que se sienta incómodo -dije.

-O simplemente puedes perder tu dignidad y rogarle -se encogió de hombros. Mierda, rogarle sería caer muy bajo.

-Olvídalo -negué con la cabeza. Me bajé del auto y cerré la puerta-. ¿Esperarás por mí a...? -iba a terminar, pero ella aceleró y se fue disparada. Zorra.

Suspiré y miré su puerta. Estaba nerviosa, ¿y sí está haciendo algo importante? Mordí mi mejilla y vi mi ropa.

Antes de llegar pasamos a casa de Cye, me prestó una blusa corta con un poco de vuelo y unos jeans rotos oscuros. Usaba mi par de tenis favoritos y mi cabello caía por mis hombros, también me coloqué perfume olor a cítricos y lavé mis dientes.

Estaba lista. Él tenía que ver que era bonita físicamente, ese era mi primer paso. Toqué el timbre de su casa y esperé paciente frente a su puerta.

Mordí mi labio nerviosa y noté que quitó el seguro de la puerta. En cuanto la abrió se vio un poco sorprendido.

-Uhm... ¿Hola? -dijo confundido-. ¿Qué haces aquí?

-Dejaste tu cuaderno en el salón, te iba a buscar pero ya te habías ido -mentí.

Miró su libreta de literatura y frunció el ceño.

-Ah... Gracias -dijo aún confundido. La tomó entre sus manos y rascó su cabeza-. ¿Te espera alguien?

-Sí, Cye... -mentí y volteé detrás de mí-. No jodas -fingí una cara de sorpresa.

-Y... Te dejó -dijo él y me encogí de hombros. Miró hacia adentro y alzó su brazo con el pulgar apuntando hacia adentro-. ¿Quieres quedarte?

-Um bueno, le llamaré a mi padre para que venga por mí -le dije.

-Está bien -se encogió de hombros-. Puedes quedarte un rato.

-Claro -me encogí de hombros yo también.

Sonreí grande cuando me dio la espalda. Paso número uno, listo. Entré a su casa por segunda vez y él cerró la puerta detrás de mí. Había un poco más de luz hoy. Miré que tenía un par de cosas de trabajo en su mesa, caminó a esta y cerró su computadora.

-¿Te dejaron tarea? -le pregunté.

-Sólo una presentación -se encogió de hombros y me senté en su sofá. Escuché unos pasos pequeños y miré a un perrito. ¿Calum tenía un perro? Noté que le hacía falta una patita, pobre.

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2015 ⏰

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Haunted » c.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora