Me puse perfume en el auto mientras que el chofer de mi madre y su pareja nos llevaba a la iglesia. Era Domingo, día de ver a Ashton. La verdad, casi siempre esa era la razón por la que iba.
Era uno de mis mejores amigos y me gustaba hablar con él de todo, porque podía hablar con él de todo. Aunque fuera un poco reservado y esas cosas, no siempre es un santo.
Tuvo un momento en su vida en el que dejó la iglesia. Se hizo rebelde, se fugó con una chica y la embarazó. Ella tuvo un aborto natural cuando se cayó del último escalón. Entonces Ashton recapacitó y cambió para bien. Llegó a los brazos del señor de nuevo.
Entré al templo y me senté en el lugar de siempre. Lo vi a lo lejos y meneó su mano saludándome.
Yo lo imité y sonreí. La misa estaba por comenzar.
- En el nombre del padre, del hijo... Y del espíritu santo -escuché al padre y nos pusimos de pie.
La misa inició, todos prestaban atención al padre.
- Juan 10:10 dice: "El ladrón no viene sino para matar, hurtar y destruir. Yo Jesús, he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia".
Miré a Ashton tocar una campana y reí un poco.
- Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras contenidas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
¿Acaso eso iba para mí? Toqué mi pecho y Ashton me miró. Idiota.
Seguí escuchando sobre la fornicación y el adulterio mientras tiraba el barniz de mis uñas con las de la mano contraria. La misa terminó y mis padres fueron a saludar a sus amigos. Yo me acerqué a Ash. Tomé la copa para ayudarle y él me miró con los ojos bien abiertos.
- Confiésate antes de tocar eso -dijo firme.
-No jodas, Ashton -reí y me miró asombrado-. Lo siento, Dios -susurré.
Él tomó las cosas y las guardó en donde deben. Lo seguí hasta la parte de atrás.
- ¿Qué tal te ha ido? -preguntó.
-En la escuela todo bien -me encogí de hombros-. Pero Calum sigue siendo un problema.
- Dios te guarde -negó-. ¿Es el chico satánico?
-No es satánico, Ashton -reí-. Sólo es un poco raro.
- Y probablemente homosexual -confesó-. ¿Sabes que Dios no quiere a esas personas en su reino? Que tristeza, he tenido tantos amigos homosexuales, que merecen estar en el esplendor del señor.
-Los homosexuales son gente, Ash -rodé los ojos. Siempre el mismo pleito-. No es gay.
- ¿Te lo demostró? -preguntó-. No me digas que ya...
-No -negué-. Lamentablemente -sonreí.
Caminamos a la puerta trasera y salimos hacia el jardín de atrás.
- ¿Y por qué sigues hablando con él?
-Es tan misterioso -admití-. Eso me atrae.
Ashton rodó sus ojos.
- Puede ser peligroso Alissa, ya te lo dije. Para empezar, ¿qué hace en Estados Unidos? Y en Kansas. Es de Australia.
-No sé, déjalo -me encogí de hombros-. Las mejores escuelas están acá, ¿no?
- Es sólo una, y él no está en una de ellas -arqueé una ceja.
-Puede que quiere ir ahí, yo qué sé -le dije-. No seas pesimista, Ash.
- Sólo veo la realidad de las cosas Wilde -confesó-. A parte, no viene a la iglesia. Eso dice cosas muy malas de él.
-Ashton -puse mi mano en su hombro y lo miré a los ojos-. El ochenta por ciento de los adolescentes odia ir a la iglesa y de ese veinte por cierto sólo cinco va por gusto.
- ¿Y tú en qué porcentaje estas? -preguntó.
-En el que diga tu corazón -bromeé.
- Eres una zorra -susurró y entreabrí mi boca.
-¡Ashton! -actué ofendida.
- ¿Qué? -se encogió de hombros-. A puesto que lo único que quieres es acostarte con él y dejar que te azote un rato.
-Ash, ya te dije que me siento atraída hacia él -le dije-. No lo sé, quiero tener relaciones con él, pero lo veo diferente.
- O sea... ¿Te gusta?
Suspiré.
-Puede ser -me encogí de hombros.
- Dios -puso la mano en su pecho-. Debo suponer que Cye no sabe nada de èsto porque estaría completamente loca por hacer que se junten.
-No, no lo sabe y no lo sabrá -le dije-. Ni siquiera yo lo sabía -admití y reí-. Me confieso mejor contigo, ya puedes ser padre.
- Cada día pienso más en que nací para hacer esto -admitió.
-Claro que sí -sonreí-. ¿Qué hago, Ash?
- ¿Cuáles son sus temas de conversación? -preguntó.
-Pues... No lo sé -me encogí de hombros.
Èl se me quedó viendo y arqueó una ceja.
- ¿Al menos hablan de algo? -preguntó.
-Eso no es importante -le dije.
- ¡Alissa! ¿Hablas enserio? ¿Te gusta un tipo con el que no hablas? -preguntó.
-No entenderías -le dije.
- Bueno, estoy intentándolo -confesó.
-Ay, Ashton, eres demasiado pesimista -me crucé de brazos.
- Debería conocerlo y ya. Le daré el visto bueno, invítalo a conocer al señor...
-¿Tú crees que venir a la iglesia es una buena idea para una cita? -alcé una ceja y reí.
- Estamos en el siglo XXI -alzó sus cejas.
-Por eso mismo -le dije.
- Bueno, haz lo que quieras... Sólo recuerda protegerte y eso. Y confesarte después -me apuntó con su dedo índice.
-Ya lo hago bastante bien contigo –admití.
- Y que bendito Dios, así sea -me sonrió.
-Amén -dije.
- Alissa por favor -me miró con seriedad y solté una carcajada alzando mis brazos inocente.
-Perdón, sabes que me divierte molestarte -sonreí.
- Te espera un lugar en el infierno -me dio un codazo.
-Ya tengo el trono reservado -jugué
Soltó una carcajada y negó.
- Nunca cambias Wilde.
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Haunted » c.h.
FanfictionHay algo más poderoso que el amor, es el miedo. El miedo empuja barreras. El miedo le tapa los ojos al enamorado. Pero quien siente miedo del otro, es quien por amor se ha desangrado. Hay un secreto. Dos secretos. ¿Tal vez tres? El reloj es el peor...