—¿En donde han ocurrido la mayoría de las desapariciones? —preguntó Luan.
El hombre que los había recibido la noche anterior, el de gruesos bigotes blancos de nombre Tomas, no lo pensó mucho antes de responder.
—En el camino del pueblo a la mina o cuando salen a cazar al bosque.
Estaban en el edificio comunal del pueblo, de pie junto a las gradas. Demian y Luan habían pedido hablar con el líder de la aldea temprano esa mañana. Junto con él estaban otros dos hombres quienes en su momento estuvieron encargados de la administración de la mina y los envíos del hierro a la capital de la provincia.
—La última vez desaparecieron cinco trabajadores en un solo día. Fue hace casi un mes ya, por eso tuvimos que cerrar la mina. —comentó uno de los hombres.
A Demian se le ocurrió por un momento que tal vez la actividad en la mina propiciara las desapariciones. Pero eso no explicaría porque también ocurría del lado de Peonía.
—Cinco personas. —repitió Demian como para sí mismo.
—Nueve. —dijo Tomas en tono sombrío. —Si se pregunta cuál es la mayor cantidad en un solo día. Fueron nueve. Y lo que sea que se los llevó debió matarlos en otro lado porque nunca encontramos sus restos.
—¿Han tratado de peinar el bosque? —preguntó Luan
—En este pueblo solo me quedan un puñado de mujeres y niños asustados. ¿Qué podría hacer yo con eso?
Cuando salieron del edificio ya estaba bien entrada la mañana. Un grupo grande de personas se preparaba para partir en la pequeña plaza. Llevaban lo poco que podían cargar en bolsas de tela y mochilas de cuero. En el pueblo ya no había ni un solo caballo que pudiera ayudarles en su camino, pues el último fue vendido cuando las cosas empeoraron.
Demian se quedó mirando ese grupo de gente. Se veían cansados mientras se despedían de sus amigos y vecinos, ninguno parecía querer irse realmente pero el miedo escondido detrás de sus ojos los estaba obligando a continuar. Eran personas débiles que escogían correr en lugar de luchar, orando por que alguien llegara a salvarlos. Él solo pudo sentir lástima por ellos y tal vez un poco de antipatía.
Notó a Aylín despidiéndose de la familia que los había hospedado. Le parecía que el niño pequeño le había tomado mucho cariño a la chica, pues era quien se despedía de ella con mayor pesar. Ella lo abrazaba con afecto y le sonreía. "Nos volveremos a ver, lo prometo" le pareció leer en sus labios.
—¿Cree que sean esclavistas? —dijo Luan al llegar junto a Demian. —Podría haber rutas de contrabando que aún no hayamos descubierto.
—Si, esa también me ha parecido la respuesta más obvia. Pero aún así hay cosas que me siguen pareciendo extrañas.
—¿Tiene algún plan en mente, alteza? —le preguntó Luan.
—Algo así. Primero quiero estar seguro de a que nos enfrentamos. Revisen el camino hacia la mina, tal vez encuentren algo.
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Ojos Amatista - Espíritus Nocturnos 1
FantasyAylín a nacido como maga en un mundo cada vez más decadente para los humanos y con su magia logro salvar a su gente. Ahora que el rey la a comprometido con uno de sus hijos ella deberá encontrar su lugar en la corte, mientras trata que el secreto de...