Capítulo 9

62 5 26
                                    

Guatemala miraba la televisión frente a él, su corazón latía fuertemente y sus manos se aferraban a la sabana con la que sus piernas estaban cubiertas. En la blanca habitación del hospital el unico sonido era la voz de la reportera que ignorando las advertencia avanzaba por el lugar.

Cruzando las cintas de precaución el camarografo logró enfocar la fila de cuerpos carbonizados que estaban envueltos en bolsas negran sobre el suelo.

― Un total de diez niños y niñas fueron las víctima que el siniestro dejó atrás. Se confirma que fué uno de los tres atentados que se dieron a cabo el día de ayer.― La chica empujó la mano del oficial que trataba de tomarla para sacarla del lugar.― Se confirma que entre las víctimas se encontraba un bebé de solo unas semanas de vida, lamentablemente estas pequeñas luces fueron apagadas cruelmente por el deseo destructivo de personas malvadas que- . .

Guatemala bajó la cabeza apretando los dientes, sus cejas fruncidas y ojos cerrados con fuerza. Se apretó el puente de la nariz y soltó una bocanada de aire.

Inconscientemente se llevó una mano al pecho, presionando el nudo que se tensaba en su corazón, apretando como si estuviese tratando de exprimir la ultima gota de culpa.

― Los otros edificios que fueron atentados dejaron también como saldo un total de veintiún víctimas, dos heridos y un joven de veinticinco años que aún no ha sido localizado.

Guate suspiró y sacó las piernas de la sábana, dejó que colgaran de la camilla y miró sus pies, ¿por qué el asunto se le salió de las manos?

Tenían la ventaja y aún así no pudo verlo.

Sus ojos brillaban levemente,  cualquiera que pudiese verlo sabría que no era un brillo de ilusión, brillaban con un aura siniestra y también oscura que ocultaba el tornado de emociones que destruía todo a su paso.

Era también culpa suya.

Sabía lo viles que eran los gringos, sabían que contrario a estar satisfechos por dar el dinero estarían molestos por haber logrado el plazo con buen tiempo. 

No estaban conformes con presionarlo sino que cuando hacía lo que podían lograba dar un paso lo empujaban para que retrocediera dos.

¡Malditos!

― Guatemala.

Una ronca voz sonó desde la puerta. Un hombre algo viejo estaba apoyando su hombro en el umbral de la puerta y sonreía con pena.

Guatemala: Presidente.

Saludó poniéndose de pie, su ropa estaba sucia y su pantalón estaba rasgado, la camisa quedó inservible así que no llevaba nada en la parte superior.

Las cicatrices y heridas recientes -vendadas- estaban a la vista. Guatemala era un hombre fornido y alto, obviamente alguien que puede lanzar y recibir golpes sin ningún problema.

― Hiciste lo que pudiste.― Entró a pasos lentos, parecía que estaba herido.

Guatemala: No fué suficiente. ― Susurró. Su mirada recorrió la camisa desabotonada del líder encontrando vendas alrededor de su abdomen.― ¿Cómo se encuentra? ―

― Mnh, un pequeño golpe.

Guatemala claramente podía observar como el tono morado y verde sobresalía de la parte vendada, no era sólo un golpe. Sin embargo decidió guardar silencio, el presidente no estaba en grave peligro ni postrado en una camilla, debería poder con ello.

― ¿Qué harás ahora?

Preguntó mientras se sentaba en la orilla de la camilla, mirándolo con una sonrisa suave. El país también se sentó y negó. 

LUXURY NIGHTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora