Capítulo 12

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La mañana ya estaba en marcha y el viento decidió que también trabajaría hoy, por lo tanto rugía afuera, meciendo árboles y alertando a las personas.

― El tiempo para hoy son lluvias torrenciales y viento fuerte viniendo del suroeste, se le aconseja a la población quedarse en casa, evitemos accidentes.

La televisión estaba encendida y la voz animada pero profesional del reportero que estaba siendo enfocado a la orilla de un bonito prado les informaba a todos a través de la pantalla.

En la entrada el abrigo húmedo colgaba y goteaba descuidadamente en el suelo, el ambiente era cálido y acogedor dentro de la suite. La televisión se escuchaba baja por la sala y cocina pero era audible, el chico que se encontraba en la cocina lavando algunas verduras tenía una agradable sonrisa en los labios.

El grifo dejaba salir agua helada y mientras lavaba las verduras la olla estaba hirviendo en la estufa eléctrica, el aroma era bastante delicioso.

Tomó la tabla y el cuchillo, cuidadosamente cortó loa vegetales en pequeños trozos y una vez todo listo los agregó a la olla, añadiendo más ingredientes, parecía saber lo que hacía. 

Se giró y se dirigió fuera de la cocina pasando frente a la sala, sus pies descalzos no hacían el menor ruido incluso cuando entró a la habitación. Se apoyó en el marco de la puerta al ver al contrario sentado en la orilla de la cama, mirando por la enorme ventana el día de lluvia torrencial.

Estados Unidos: Buen día.

El guatemalteco se giró y lo miró unos segundos, parecía algo distraído, adorable.

Guatemala: Buen día. ― Se aclaró la garganta.

Desvió su mirada a la mesita de noche junto a la cama y observó las cajas de medicina y jarabe, suspiró y se puso de pie. Se giró y observó al gringo que estaba mirándolo atentamente desde la puerta.

Estados Unidos: ¿Te sientes mejor?

Se acercó a pasos tranquilos y se paró frente a Guatemala para medir su temperatura colocando una mano en la frente del bicolor.

Guate suspiró y desvió la mirada, realmente estaba enfermo ayer y los recuerdos eran un poco borrosos, ¿había pasado algo fuera de lugar? No había forma de saberlo si no era preguntándole al rubio, no lo haría.

Deslizó su mirada hasta el rostro ajeno y lo observó con atención, el gringo lo miraba igualmente de la misma manera.

Guatemala: Estoy mejor.― Asintió. Frunció sus cejas y suspiró.― Gracias, por todo.

Estados Unidos sonrió bastante contento y negó mientras se balanceaba levemente de adelante atrás con sus brazos detrás de su espalda.

Estados Unidos: Mn, no es nada.― Dijo con voz suave.― El desayuno estará en unos minutos, si quieres puedes tomar una ducha. 

Guatemala: La tomaré, gracias. ― Asintió.

USA lo miró unos segundos más antes de salir de la habitación frotando cuidadosamente su pecho, justo donde su corazón parecía querer escapar para ir y atrapar al del chapín.

Fué de nuevo a ver la olla que hervía. Se apoyó en el desayunador y miró a las enormes ventanas, las gotas de lluvia eran violentas y azotaban el cristal con fuerza, incluso habían pequeños destellos.

Realmente era un mal clima.

Ah, hablando de cosas malas su teléfono empezó a vibrar en el bolsillo de su pantalón.

Estados Unidos: Diga.― Contestó.

― ¿En dónde demonios estás?

Reconocería ese español tan mediocre donde sea que lo escuche.

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