Capítulo 21

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La oscuridad abrazaba la habitación y los dos cuerpos que descansaban enredados en la sábana permanecían quietos.

Las respiraciones eran tan suaves como los movimientos de la cortina delgada que se mecía con el viento, la luz de la luna entraba e iluminaba apenas un poco de la orilla de la cama. Una luz tan tenue y relajante.

Mientras los parpados del bicolor permanecían cerrados y sus labios entreabiertos tomando suaves respiraciones leves, Estados Unidos mimaba la mejilla del chapín.

Los zafiros entrecerrados debido a la sonrisa que colgaba en los labios rosados del gringo, se iluminaban como estrellas al ver al hombre en sus brazos.

No lo entendía del todo, no supo en qué momento su corazón decidió que sería buena idea empezar a latir sin frenos por aquel guatemalteco. Quizá fué en el momento en que se encontraba cayendo al vacío y apareciendo en las madrugadas en medio de la habitación del chapín.

Durante semanas pensó que eran simples pesadillas o sueños turbulentos que lograba conseguir en un estado semi-inconsiente. Aprovechó el sueño lúcido y vagó por la casa del pelinegro, yendo y viniendo, sin ser entrometido en exceso, revisando lo que estaba a la vista.

Aveces simplemente se sentaba en la esquina de la cama, escuchando los leves y suaves ronquidos del guatemalteco, viéndolo moverse y aveces, muy ocasionalmente verlo teniendo pesadillas.

Quizá aquello fué un pequeño botón de empuje, cierta madrugada cuando estaba distraído en sus pensamientos, recostado en el suelo en medio de la habitación escuchó pequeño jadeos cortos.

Admite que fué por unos segundos un adolescente mal pensado, pero cuando quiso marcharse escuchó un pequeño sonido.

Uno sonido muy débil y lastimero que tiró fuertemente de las cuerdas de su corazón.

Los sollozos fueron prolongados, no sabía que hacer y para cuando decidió acercarse y sentarse al borde de la cama, Guatemala se movió levemente rozando accidentalmente la mano de USA.

Estados Unidos en silencio miraba como Guatemala se aferraba al antebrazo, abrazando fuertemente. No pudo resistirlo más así que se recostó a su lado y lo envolvió en sus brazos, atrayendo al cuerpo a un cálido refugio.

Solo entonces Guatemala se quedó en silencio lentamente, hasta que de nuevo su respiración volvió a la normalidad.

Estados Unidos no sabía porqué soñaba con Guatemala, porqué todos los sueños eran lúcidos y porqué era siempre la misma  manera.

La habitación oscura de Guatemala, con el país dormido en la enorme cama. Pensó que era algún tipo de pensamiento inconsiente al ver y pocas veces, interactuar con Guatemala en aquellas juntas que lo llevaba al mismo sueño.

Pero todo cambió cuando decidió empezar a dormir junto a Guatemala, al ver que el otro parecía dormir más tranquilamente libre de posibles pesadillas, lo abrazaba y lo refugiaba cálidamente.

Se sintió alterado cuando empezó a sentir su corazón acelerarse al sentir el aliento del hombre en su cuello, sentir como se aferraba a su cuerpo y buscaba calor cuando el frío era severo. Estados Unidos apreció el ver a Guatemala sin aquella expresión tensa y seria, intimidante.

Dormido en sus brazos Guatemala se veía tan indefenso y frágil, era solo un hombre que buscaba un sueño tranquilo en sus brazos. Guatemala era un lindo muñequito de trapo al cual podía abrazar y abrazar durante toda la noche.

Aveces le gustaba como al acariciar el rostro del hombre aquel fruncía sus cejas y murmuraba alguna palabra entre sus labios, moviéndose de un lado a otro hasta que se hartaba y se despertaba, en esos momentos USA desaparecía rápidamente y se escondía en las esquinas oscuras de la habitación, riendo en silencio al ver a Guatemala enojado.

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