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"La madre de los monstruos y un mensaje a mi padre"
A ochocientos metros se encuentra una estación de trenes Amtrak. Según Gladiolus, el que va en dirección oeste parte al mediodía.
Pasamos dos días completos viajando en el tren Amtrak, atravesando paisajes de colinas ondulantes, ríos serpenteantes y vastos campos de trigo dorado. Aunque no fuimos atacados ni una sola vez durante el trayecto, no logré relajarme por completo.
Sentía como si estuviéramos expuestos, como si estuviéramos siendo observados desde arriba y quizás incluso desde abajo. Había una sensación constante de acecho, como si algo estuviera esperando pacientemente su oportunidad.
Evitaba leer los periódicos, especialmente aquellos que contenían noticias sobre Percy y su madre.
Muchas de ellas afirmaban: "Percy Jackson, de doce años de edad, es buscado para ser interrogado en relación con la desaparición de su madre hace dos semanas. Se le vio huyendo de un autobús junto a varias ancianas, antes de que éste explotara en una carretera al este de Nueva Jersey poco después de su partida. Según los informes de los testigos, la policía sospecha que el chico podría estar viajando con tres adolescentes cómplices, entre ellos la hija mayor de la familia Yoshida, del bufete de abogados Yoshida. Su padrastro, Gabe Ugliano, ha ofrecido una recompensa en efectivo por cualquier información que conduzca a su captura"
—Vale —Dijo Annabeth en cuanto terminó de ponerle la zapatilla a Grover antes de dirigirse hacia Percy—, ¿quién quiere tu ayuda?
—¿Perdona?
—Hace un momento, cuando estabas durmiendo, murmurabas « No voy a ayudarte» . ¿Con quién soñabas?
Percy me miró antes de comenzar a contarles sobre la voz maligna del Tartáro, en pocas palabras: Aquella que lo estaba atormentando.
—Puede ser Hades—Dijo Annabeth—Suena como algo que él diría.
—Lo pongo en duda—Los tres me miraron—"El invisible" No suele presentarse de esa manera en los sueños, y no creo que esté tan interesado en Percy.
—¿Por qué lo dices?
—Las furias...ellas estaban buscando algo y creen que tu los tienes.
Annabeth abrió los ojos tan grandes como los platos. Después de unos minutos callada.
—Pero si lo que quería es que lo ayudaras a salir del inframundo, si lo que busca es desatar una guerra contra los Olímpicos, ¿por qué te pide que le lleves el rayo maestro si ya lo tiene?
—Porque no lo tiene—Susurró, Annabeth me miró analizando la idea—En todo caso, esta misión es algo estúpida, estoy aquí para buscar a Sally, lo que pase con el juguete de Zeus no me importa.
—No hables así, Aki.
—Es la verdad, Per. Si el rayo llega a estar en mis manos en algún momento, lo convertiré en cenizas.
