XII

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"Están solos ahora"

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"Están solos ahora"

—No suelo apoyar malcriadeces, pero debo inclinarme hacia Percy Jackson.

Mis pasos resonaban en la sala mientras me posicionaba frente a los dioses. Con las manos detrás de mi espalda, hacía señas a Percy, quien disimuladamente tomó mi mano. Sentí un suspiro ahogado cuando su mano apretó la mía con fuerza.

Mi mejor amigo. Mi hermano. Mi alma gemela.

Sostuve mis propias lágrimas y alcé el mentón, enfrentando a los dioses con determinación.

—Lo siento, Hades. Iba a esperar tu señal, pero me impacienté.

—Tranquila, florecita —Hades me guiñó un ojo, sonriendo con suavidad—. Llegaste justo a tiempo.

—Querida familia —Habló entre risas, ignorando sus caras de sorpresa—. Les tengo un hermoso regalo, que llegará en uno, dos, tres.

De repente, una ninfa irrumpió en la sala de manera abrupta, asustada y respirando de manera errática. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y sus manos gesticulaban de manera frenética.

—Mis dioses —la chica habló en un sollozo—. El templo...

No le permití seguir hablando y levanté mi mano, callándola al instante.

—Permítanme darles la noticia yo misma. Su adorado templo ha sido quemado.

Los dioses se pusieron de pie, conmocionados. Hera miró asustada a su ninfa, mientras que Ares rió desvergonzadamente.

—¡Akari! —gritó Zeus—. ¡Tu insolencia tendrá consecuencias!

—Y lo espero, padre —el honorífico sonó con rencor—, porque si me devuelven esta jugada, yo les daré un jaque mate.

—¿Todo esto por una misión? —habló Atenea—. No lo entiendo.

—No, hermana, esto no es por la misión —dije, lanzando mi cabeza hacia atrás, permitiendo que las lágrimas cayeran por mis mejillas. Volví a mirarla—. Esto es por mí. ¡Por borrar mi memoria! ¡Y por borrar la memoria de Jason!

Thalia soltó un grito ahogado, y Annabeth se apresuró a sostenerla cuando casi cae al suelo. Alcé mi mano señalando a Hera.

—Esto es imperdonable. Te iba a perdonar por borrar mi memoria, pero las Moiras fueron graciosas al hacer que un viaje repentino a Roma me hiciera encontrar a Jason —puse mis manos en mi rostro—. Y no supo quién soy. ¡Ni siquiera parpadeó cuando me preguntó quién era!

—¡Lo hice por ustedes! —Hera alzó sus manos, alterada—. ¡Necesitaban olvidar!

—¡Y yo necesito asesinarte! —mi voz tembló. Aclaré mi garganta antes de susurrar—: ¿Cómo te permito vivir ahora?

—Akari —Apolo me miró, encogiéndose de hombros—. Pensamos que sería lo mejor para ti.

—Lo mejor para mí sería que todos ustedes no existieran —me retracté al instante—. Algunos, claro, merecen seguir siendo dioses: Hestia, Afrodita, Ares, Deméter. ¿Y quieres saber quién más? ¡Hades!

ʟᴏꜱ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏꜱ ᴅᴇʟ ɪɴꜰʀᴀᴍᴜɴᴅᴏ|ʜᴀᴅᴇꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora