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"El túnel del amor"
El sol se estaba ocultando cuando nos encontramos con el parque acuático Waterland, aunque había perdido muchas letras y se leía de una manera totalmente diferente.
La puerta principal estaba sellada con un candado oxidado y protegida por alambre de púas. En el interior, grandes toboganes y tuberías resecas serpenteadas en todas direcciones, apuntando hacia las piscinas desiertas. Entradas envejecidas y carteles sueltos flotaban en el aire sobre el asfalto.
Al caer la noche, el lugar adquiere una atmósfera melancólica, envuelto en un aura que eriza la piel.
—Nunca permitiría que una cita me trajera aquí—Susurre—Este lugar es horrible.
—¿Quién es la novia de Ares?—Preguntó Percy—Este lugar da más miedo que las películas que Akari ve.
—Afrodita—Respondio Annabeth—La diosa del amor.
—¿Cómo entramos?
Mire las relajas, puse mis manos en ella halando con fuerza rompiéndola en pedazos.
—Pasen.
Los tres entramos analizando mejor el lugar, realmente daba un poco de miedo, es como una de esas escenas de las películas de terror donde sabes que algo malo ocurrirá.
Nos detuvimos al estar al frente de la entrada del famoso túnel del amor.
—Entonces—Comenzó Percy—Afrodita y Ares tienen un asunto.
—Es un chisme viejo, Percy—Dijo Annabeth encogiéndose de hombros—Tiene más de tres mil años.
—Su esposo no está muy contento con ello—Hable—Hefesto el herrero, Hera lo lanzó del monte Olimpo cuando era un niño, así que no es el hombre más hermoso, pero es habilidoso con las manos, claro que Afrodita no mira a los hombres habilidosos.
Era una piscina que habría sido perfecta para patinar, con al menos cuarenta y cinco metros de ancho y una forma de cuenco impresionante. Alrededor del borde, una docena de estatuas de Cupido montaban guardia, con las alas desplegadas y los arcos listos para disparar. Al otro lado, un túnel se abría, probablemente para dejar correr el agua cuando la piscina estaba llena. Un letrero rezaba: "EMOCIONANTE ATRACCIÓN DEL AMOR"
En el fondo de la piscina había un bote de dos plazas blanco y rosa, adornado con un dosel lleno de corazones. En el asiento izquierdo, reflejando la luz menguante, se encontraba el escudo de Ares: una circunferencia de bronce bruñido.
Annabeth pasó los dedos por la base de la estatua de Cupido más cercana.
— Aquí hay una letra griega grabada — dijo — Eta. Me pregunto...
