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"La inmortalidad"
La manticora se ha llevado a Annabeth.
Es que yo para pérdidas no sirvo, si siempre ha sido así, Kae sabe manejar las perdidas y me las suavizaba a su manera pero yo no se como sobrellevar eso.
Y es que veo a Percy en el suelo con las manos en el rostro y no se como acercarme y consolarlo porque yo nunca he tenido que consolar a alguien.
Suspiro mirando mi blusa rota por la pelea con la estupida manticora, y es que el dolor en el corazón por Annabeth no se me va.
Siento un abrigo ponerse en mis hombros alzó la mirada encontrándome con los dos nuevos mestizos, el menor se disculpa y se aleja hacia Percy mientras la hermana mayor se queda a mi lado.
—No fue tu culpa, extraña con rapidez sobrehumana.
—No me consueles—Susurre sonriendo levemente—Yo debería de consolarte a ti.
—Tú perdiste a tu amiga intentando mantenernos a salvo.
—Tu acabas de perder la realidad de tu mundo, colapsando en un mundo que apenas se mantiene a flote.
—Nico piensa que es genial—Susurro—Y yo creo que lo es, no te preocupes por mi.
—Si, quizás. Suelo tomarme las cosas muy personales.
—Ella es tu hermana—Señaló a Artemisa—Se parecen.
—Si, y ella también—Señale a Thalia—Thalia es mi hermana menor, pero Artemisa me lleva muchos años por delante.
—Se ve que las quieres, defendiste a la ruda cuando iba a pelear con la cazadora.
—Amo a todos mis hermanos—Sonreí—Solo no se demostrarlo, me criaron de manera de que expresar el amor es débil.
—Débil sería no amar.
La mire sonriendo con dulzura.
—Eres muy lista Bianca, bastante—Empujo levemente su hombro—Bianca, las cazadoras van a ofrecerte algo.
—¿Que?
—Escuchame, van a ofrecerte algo y quiero que sepas, que si lo aceptas... yo cuidare de Nico.
Bianca me miró sorprendida pero no la deje hablar porque me puse de pie y le devolví el abrigo.
—Por cierto, gracias por el abrigo, pero yo no siento frío.
Percy llegó hacia nosotras.
—Artemisa quiere hablar con nosotros.
Me acerqué a él abrazándolo por los hombros, sabiendo que necesitaba ese abrazo, Percy estaba angustiado y esta es la única manera de poder consolarlo.
Comenzamos a caminar hacia la última casa de campana que es literalmente igual a todas las demás.
