Capítulo 3: Vivir así

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Lucero:
Desperté temprano, desayuné con los bebés y procedí a alistarme para ir al instituto a inscribirme en el examen para la carrera de Enfermería, use un pantalón de mezclilla y una blusa con un estampado de leopardo, amaba el estilo animal print, combiné todo con unos lentes para completar el look y salí.

Al llegar me presente con la secretaria quien me indico los pasos que debía seguir y pagos que debía realizar, en ese momento la Srta. Sandra, me presento con el coordinador académico de la escuela de Enfermería, era un hombre joven, muy guapo y con toda la pinta de un galán seductor, nos saludamos con cordialidad y al voltear para dejar en la oficina un documento ví a Manuel salir de un aula en la que se encontraban algunos docentes en reunión, estaba hablando por teléfono,nos miramos de manera rápida, solo levantando nuestras cejas a modo de saludo, deje la documentación en la oficina, procedí a despedirme de Gustavo, el coordinador y Sandra la secretaria, me dirigí al pasillo, para bajar las escaleras e irme a casa, justo doblando hacia la escalera me encontré frente a frente con Manuel, quien sonrió y se acercó a darme un beso, al quedar cerca de él pude sentir el aroma a su perfume, era una real delicia, cerré los ojos para aspirar ese riquísimo aroma que por alguna razón hizo estragos en mi vientre y puso mi piel completamente china...

—Me voy, cuídate— le dije y me dispuse a bajar las escaleras para irme, estaba cerca de la puerta y escuche a Manuel desde arriba
—¿Ya te vas Lucero?
— ¿no es obvio que sí?—Le dije dirigiéndome a la salida, que hombre más extraño es...
—Si gustas me esperas 15 minutos y bajo, puedo dejarte en tu casa

Acepté, me ahorraría un pasaje, además pasaría algo de tiempo con él, y no podía negar que su compañía me era realmente grata, me pidió entrar al carro mientras lo esperaba. Estando en el vehículo, se podía percibir aún más el olor de su perfume que me invadió apenas entré, era delicioso, muy varonil, era raro porque no recordaba que él usara perfumes.

15 minutos exactamente pasaron cuando lo vi salir del instituto, venía hacia mí con su sonrisa tímida, le sonreí de vuelta y lo esperé hasta que entró.

–Déjame ayudarte con el cinturón, no queremos accidentes.

Se acercó tanto a mi que podía con mi mentón sentir su cabello, demoró más de lo habitual jugueteando por varios segundos con el broche, me aclaré la garganta y el solo se alejó

–¿Y qué tal? ¿Te inscribiste?
– Aún hay ciertos documentos que debo traer, además del examen que no me preocupa, pero el dinero de la mensualidad no se si podré tenerlo a tiempo.
–Mmmm, entiendo seguro Julián te apoyará, él querrá que te superes.
–Sí, pero él también está apretado y hace lo que puede para enviarme dinero para los niños.
–Encontrará la forma, si yo fuera él haría lo que fuera por ayudarte a cumplir tus metas.
–Si. El coordinador de enfermería me dijo que se podría encontrar una forma para facilitar los pagos –Al momento de nombrar a Gustavo me fije que Manuel apretaba fuertemente el timón del carro dejando sus nudillos completamente blancos
–Ah sí? ¿Ya conociste a Gustavo?

Manuel
Claro que sabía que ya había hablado con Gustavo, los había visto desde el aula donde me encontraba, en el momento en que los vi riéndose a carcajadas la ira me invadió, Gustavo era un hombre mujeriego que veía a las mujeres como un hobby, por supuesto que sabía que había puesto sus ojos en Lucero, ella era el tipo de mujer que a él más le atraía, era lista, divertida, además de atractiva, y su cuerpo... Oh su cuerpo, podía hacer que hasta el hombre más cuerdo perdiera la razón con solo verla, ella había sido diseñada por el demonio. Ofrecerle una facilidad de pago implicaría devolverle el favor de una forma no tan inocente.

INEVITABLE (Lucero y Mijares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora