Capítulo 27: Yo sé que es mentira

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El sol le brindaba un ambiente cálido a la habitación inundaba por el perfume que usaba Manuel, Lucero despertó gracias a las caricias que sentía en su espalda, Manuel quien se encontraba de lado descargando todo el peso de su cuerpo sobre su codo distraídamente le estaba dibujando figuras geométricas en la suave piel, simuló seguir dormida para poder disfrutar del tacto de ese hombre, cuando sintió un ligero beso en su omoplato no pudo contener el suspiro que salió de ella, se sentía amada, los labios de Manuel se estiraron por la sonrisa causada ante ese gesto, dejó un mordisco y se alejó para observarla un poco más, sabía que se acercaba el final de ese bello sueño y quería alargarlo tanto como fuera posible para que perdurara en la memoria de ambos.

–Sabias que estaba despierta, ¿no? —Bostezó—
–Me he pasado toda la mañana cuidando de tu sueño, creo que ya sé cuando duermes y cuando no, pequeño diablillo —Quitó el cabello que reposaba en su hombro para darle besos allí—

Un cosquilleo en su vientre bajo hizo que se estirara, recuerdos deliciosos de la noche anterior acudieron a su mente

–Eres insaciable —Sonrío al recordar cómo hacía pocas horas antes Manuel la había despertado para practicarle sexo oral—
–Tal vez es que tú me arrastras hacia el pecado y yo no puedo negarme

Bajó la mano hasta el redondeado trasero de la mujer que reposaba boca abajo sobre el colchón, ésta al sentir el anillo que usaba contuvo el aliento cuando Manuel empezó a acariciarle los suaves pliegues sonriendo al descubrir que ya estaba húmeda una vez más.

–Eres el demonio encarnado, ¿Cómo es posible que esa carita de ángel esconda tan bien la lujuria que hay en ti? Pareces tan ingenua que nunca nadie pensaría que detrás de ese rostro angelical exista una mujer tan apasionada que me haya enseñado cómo se disfruta de hacer el amor de verdad. En definitiva eres un ángel caído, expulsado por Dios porque llevas el pecado en la sangre —Con la punta de la nariz recorrió toda la columna vertebral
–Seguramente eres San Manuel y yo fui quien te corrompí, pobrecito —Sintió una fuerte palmada en sus glúteos—Ouch, yo también puedo decir lo mismo, todos te ven como un hombre decente, y aunque yo sé que es mentira, creo que nadie imaginaría que tras esa máscara de santurrón hay un hombre que sabe cómo complacer a una mujer, aunque Camila dijo que si fuera por ti vivirían teniendo sexo todo el día —Hizo una cara de asco al imaginarlos—Ya veo de dónde aprendiste
–Tal vez porque nunca me sentí realmente satisfecho por eso quería más y más

Quedaron varios minutos en silencio, no sabían qué hora era pero querían seguir disfrutando de ese momento.

–¿Te vas a inscribir al reinado?

Lucero giró su cuerpo para quedar boca arriba

–¿Qué reinado? —Frunció levemente la frente—
–El que se hace anualmente en el instituto, ¿no les dijeron? —Ante la negativa de ella él prosiguió— Cada año todos los salones de clases inscriben su alumna más atractiva e inteligente para un concurso de belleza —Lucero rodó los ojos—No, no es solo por bonitas, deberán también ir preparadas académicamente para responder preguntas sobre cultura general y sobre sus carreras.
-¿Me ves cara de querer participar en esas estupideces?
-Bueno, pensé que podrías entrar, el estímulo que se les da es que a la ganadora se le otorga una beca del 50 por ciento, eso es una gran ayuda ¿no? —Le besó la punta de la nariz—
-Seguramente me sentiría muy humillada, mis compañeras...
-Tus compañeras son todas unas vulgares y ordinarias, he visto la forma en la que se les insinúan a los profesores y es muy desagradable, tú tienes clase y educación, eres sensual sin pretenderlo y además bastante inteligente si me lo preguntas, de hecho la mujer más inteligente que conozco
-Entonces no conoces muchas

INEVITABLE (Lucero y Mijares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora