Capítulo 28: Y que

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-Lucero—Gimió por segunda vez con el último aliento que le quedaba sostenido en los pulmones—
-¿Cómo mierda me llamaste? —Preguntó Camila mirándolo desde arriba con el cabello pegado a la frente por el sudor, su pecho subía y bajaba con gran dificultad.
-Debes agradecerle a Lucero por los consejos que te dio, ¿Cómo carajos aprendiste a moverte así? —Preguntó ocultando el nerviosismo al evadir su mirada

Camila se levantó sonriente y un poco ruborizada -Tanto tiempo sin sexo hizo que te pusieras como un animal, nunca me cogiste así y ahora hasta daño me hiciste —se limpió con su camisa y le ofreció un corto beso en los labios—Pero debo admitir que me gustó

Manuel seguía sentado en el retrete tratando de recuperar la respiración, su pecho subía y bajaba rápidamente, con el cabello pegado a la sien y la boca entreabierta, se veía bastante atractivo.

-¿De verdad leíste nuestras conversaciones?—Camila le dio la espalda y se adentró a la ducha—
-Tú no respetaste mi privacidad, tengo derecho de inmiscuirme en la tuya—Se puso de pie mirándose en el espejo asustado.

Camila le había dejado moretones en el cuello además la marca de sus uñas habían quedado en su piel, tendría que cubrirlas de Lucero.

-¿No viste nada más que te llamara la atención? —Preguntó Camila asomándose tras la cortina de plástico

No le interesaba mucho las conversaciones que podía tener su mujer, sin embargo trató de hacer memoria para tratar de desviar su atención.

-Ah, sí —Dijo distraídamente mientras recogía el cúmulo de ropa que estaba en el piso— No sabía que Julián y tú habían vuelto a hablar

Recordó un chat con él que había visto en su celular. Camila rápidamente salió de la ducha con el cuello rojo, le tomó las manos y se las llevó a los glúteos

-Me preguntó sobre ti y le respondí, es todo. —Con dificultad debido a la estatura se empinó sobre los talones y le mordió la barbilla—

Podría jurar que Camila estaba nerviosa, pero al ver cómo le había dejado el cuello se sintió mal, era verdad, nunca antes habían tenido sexo de esa forma, hacerle daño así, solo porque tenía celos de Lucero no le gustaba en lo absoluto, tampoco se sintió bien pensar en que se la había cogido por venganza, ese no era él.

-¿Nos bañamos juntos?—Le preguntó Camila sonriente
-Mejor no —Le sonrió—nos tardaríamos más y los chicos están solos —Le pegó una palmada en el trasero y la empujó nuevamente a la ducha—

En esos momentos se sentía mal y no podía permitirse cagarla otra vez, se suponía que debía dejar que las cosas se fueran enfriando lentamente y así abrir camino hacia la separación, pero no, portándose como un idiota se había tenido que acostar con ella nuevamente dándole falsas esperanzas, por muy acabada que estuviera la relación entre ellos le debía al menos eso, respeto, además tampoco le sabía bien sentir que estaba jugando con las dos.

El oír cantar a Camila le llevó a recordar sus inicios como pareja, ella apenas tenía 19 años y el 20 cuando se conocieron gracias a un amigo en común y a partir de ese día habían pasado mucho tiempo juntos, era su primera novia y él tímido como era arrastraba a Julián para que los acompañara en algunas ocasiones. Ellos se habían llevado siempre muy bien, y tan solo 2 meses después quedó embarazada, ninguno de los dos se lo esperaba pero con mucha ilusión decidieron tener su primera hija, fue una decepción para ambas familias pero debía agradecer que siempre se sintieron apoyados, Camila había decidido que quería vivir con su mamá y él se había mudado con la familia de ella, después, faltando poco para el nacimiento, Julián había venido a vivir con ellos para poder ir a la universidad, su hermano había sido de gran ayuda, debía admitirlo, Julián era divertido, carismático y la tensión que se vivía en la casa había disminuido gracias a su presencia. No se le pasaba por alto el que su suegra hubiera preferido mil veces a Julián por encima suyo para Camila, él mismo en muchas ocasiones sentía que ellos serían una mejor pareja ya que ella siempre escuchaba sus consejos y mostraba una profunda admiración hacia él. Sin embargo poco después de que nació su hija, Julián había decidido marcharse y junto con Camila se habían distanciado tanto que actuaban como desconocidos cada vez que se veían en las reuniones familiares, siempre le había parecido extraño pero nunca ahondó mucho en el tema y tampoco le interesó preguntar.

INEVITABLE (Lucero y Mijares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora