Capítulo 11: Me gusta

378 35 0
                                    

Manuel
Entré a la casa con una sonrisa en los labios, me sentía en las nubes, si antes tenía dudas ahora ya estaba completamente seguro, a Lucero yo no le era tan indiferente, eso me llenaba el corazón de alegría, sabía que no podíamos ambicionar un futuro juntos sin dañar a mucha gente, pero yo ya estaba soñando con continuar con esto y llevarlo hasta donde más se pudiera.

No me había fijado en que Camila, su madre y los niños estaban en casa, había pasado ya una semana del nacimiento de mi bebé y apenas ahora podía ver su carita. Al entrar, las dos adultas se quedaron calladas, mis hijos estaban jugando con la bebé, Camila apenas me vio frunció su frente, se acercó a mí y me dio una fuerte cachetada

–¿Qué mierda te está pasando? –Pregunté lleno de rabia
–Eso te pregunto yo a ti pendejo, parí a tu hija y no te importó y ahora llegas así?
–¿Así como?, ¿estás loca? –Me hice el desentendido
–Mírate por Dios –Empezó a quitarme la chaqueta– ¿crees que soy tan estúpida como tú? Ni para tener amante sirves, mírate estupido, tienes brillos de una crema de manos en tu chamarra

Traté de no ponerme nervioso, no podía darse cuenta

–Seguramente son de Lucero, le presté mi chamarra por el frío, no pensarás que algo pasó con ella, no puedes ser así de enferma, hablamos de la mujer de mi hermano –quise sonar lo más relajado posible

Miró fijamente mis ojos por varios segundos como queriendo ver qué era lo que yo estaba escondía sin embargo comenzó a reír

–Si no supiera que eres un cobarde y poco hombre podría pensar que hasta te gustaría, pero no, teniendo a un hombre como Julián en su vida, ¿por qué ella miraría en tu dirección? Mírate, eres un perdedor, nada atractivo, y tampoco exitoso si quisieras una amante, no tendrías dinero ni para llevarla a un buen lugar –Golpeó mi mejilla suavemente–
–Tienes razón hija –Habló mi suegra por primera vez– Lucero se quedó con el mejor de los dos hermanos, suerte para ella

Si tan solo ese par de víboras supieran la realidad, más tarde me reiría yo y esa sería mi venganza. Caminé hacia donde estaban mis hijos esperando encontrarme con la más pequeña, mi corazón se detuvo en cuanto la vi, definitivamente mi suegra tenía razón, se parecía mucho a mí, había heredado mis ojos, mis labios, mi nariz, era perfecta, tan pequeña, frágil y delicada,  mechones de cabello oscuro se asomaban debajo de su gorrito, mis ojos se llenaron de lágrimas al detenerse el mundo en ese momento, incluso podría sentir un ligero temblor en mis manos al cargarla por primera vez y acariciar sus mejillas sonrojadas producto del calor. Mis dos hijos mayores se parecían más a su madre que a mí pero este pequeño ángel era más mío que suyo.

–Hola mi dulce princesa–susurré sintiendo como mi pecho se inundaba de amor

No podía apartar mi mirada de ese rostro tan diminuto, trataba de absorber cada detalle de mi hija, sus gestos y su olor, todo eso se convertiría en un tesoro invaluable para mí, una motivación más para salir adelante, sin importar quien fuera su madre, yo haría todo porque a mis hijos no les faltara nada, trabajaría duro para darles todo lo que se merecían y mucho más, habrían desafíos si, pero todos serían superados, y aunque estuviera unido de por vida a Camila nada haría que el plan que comenzaba a hacer en mi mente se detuviera.

Luego de dejar a mi nena durmiendo en su cuna, me senté a seguir admirando su sueño, la pantalla de mi teléfono se iluminó con una notificación que indicaba que tenía un nuevo mensaje, era Lucero, me había enviado una foto de mi sobrina Dulce cuando era una bebé, la imagen estaba acompañada de un texto "Mira, creo que tu bebé se parece mucho a Dulce cuando nació"... Realmente el parecido era innegable, de pronto me encontraba fantaseando con la idea de que era así cómo se verían mis hijos si su madre fuese ella, igual de hermosos.

INEVITABLE (Lucero y Mijares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora