Capitulo 9: Lo he intentado todo

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Manuel dió un fuerte portazo al cerrar la puerta de su casa, estaba enojado,estaba muy enfadado, su pecho subía y bajaba con dificultad, ¿cómo pudo Lucero llamar a ese tipo delante de él? sabiendo que Gustavo quería acostarse con ella, obviamente su objetivo era molestarlo, pues bien, lo había logrado, ni siquiera podía pensar en nada más, a su mente llegaron imágenes eróticas de la mujer con su compañero de trabajo producto de los celos que se habían apoderado de él, ¿y si se la llevaba a un motel? No, Lucero no era de esas, pero él sí, y ella estaba caliente. Quería mandarle un mensaje preguntándole si había llegado a su casa, pero no, no podía mostrarle cuánto le importaba, y más que nada, ella no podía saber lo mucho que lo estaba afectando toda la situación. Entró con cuidado a la casa donde vivía con Camila y sus hijos, desde hacía unos meses su suegra se quedaba algunos días en casa con ellos con el pretexto de cuidar de su hija.

Manuel tenía hambre pero no encontró nada que pudiera comer, quiso preparar algo pero temía despertar a los niños, y tampoco quería que Camila se levantara, siempre estaban peleando y quería evitar un nuevo dolor de cabeza, todo era un desastre. 

Que mujer tan exasperante era Lucero, ¿no se daba cuenta de que toda esa situación era incómoda para él? Obviamente no iba a aceptar delante de ella que si, los celos lo habían invadido por completo, jamás lo haría, eso sería darle información suya que prefería mantener en secreto, además aún no podía confiar en que todo eso que ambos estaban viviendo ella se lo guardaría para sí misma, no era tonto, sabía que Camila estaba detrás suyo tratando de encontrar algo que pudiera usar en su contra, por si en el futuro entraban en una disputa por los niños, eso sumado a que las dos mujeres siempre habían tenido algún tipo de afinidad, lo ponía nervioso, sabía que su mujer era una experta manipuladora y con mentiras podía sacarle verdades a Lucero.
En el pasado ambas habían tenido sus diferencias y dejaron de hablarse, sin embargo ahora que vivían cerca la una de la otra habían empezado a construir otra vez los lazos que en el pasado las había unido.

Manuel sonrió, recordando lo que hacía menos de media hora había pasado, jamás en su puta vida se había sentido así, nunca en sus 32 años había vivido algo semejante, no sabía si era por Lucero o si las felaciones eran así para todos los hombres, pero ¿dónde mierda había aprendido ella a hacer eso? La respuesta era obvia pero no se permitió ahondar más en esos pensamientos, esa mujer era la reencarnación del demonio, solo eso explicaría porqué se había apoderado de sus pensamientos, porque él siempre estaba detrás de ella y porque los momentos más ardientes de su vida los habían vivido juntos, tal vez por eso no lograba entender a Julián y su necesidad de buscar fuera lo que tenía en casa y mil veces mejor, aunque era una ventaja para él, en cuanto Lucero descubriera su nueva aventura, seguro lo dejaría y ahí estaría su hombro para brindarle consuelo.

Un empujón lo despertó de su sueño, era Camila que aseguraba estar teniendo contracciones, desde hacía una semana, había dejado de ir a clases puesto que sentía incomodidad en el vientre y le atemorizaba dar a luz en el instituto, lo despertó con brusquedad, eran casi las 5 de la mañana y no había descansado bien, Camila le pidió que la llevara al hospital sin embargo él se negó, excusándose en que tenía trabajo.

–Es tu hija animal, tienes que acompañarme
–Por eso mismo, alguien tiene que conseguir dinero para alimentarla, ya que tu madre está quedándose aquí, que ella te acompañe
–Eres un cabrón, tu responsabilidad es estar con tu mujer que soy yo y tu hija que está a punto de nacer
–No creo que deba recordarte que fuiste tú quien no quería que naciera, hasta que luego te encaprichaste en darla a luz, sólo para joderme y atarme más a ti. ¡ESA BEBÉ ES TU CAPRICHO!
–Que mal padre eres
–Tú no eres precisamente la mejor de las madres, si tan mal te sientes, llamaré un taxi, despierta a tu madre para que te acompañe, yo llevaré a los niños al colegio.

INEVITABLE (Lucero y Mijares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora