Proverbios 1
27 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis,
Y vuestra calamidad llegare como un torbellino;
Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.28 Entonces me llamarán, y no responderé;
Me buscarán de mañana, y no me hallarán.29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría,
Y no escogieron el temor de Jehová,Apenas la ví sonreí ampliamente.
Sabía que ella venía por mi.
Dios la había enviado a salvarme.
Era como ese angel que venía en mi ayuda.
—¡¡Caroling!! —la llamé mientras hacia resistencia para que aquellos oficiales no me llevarán al calabozo.
Fue como sino me escuchará, ni siquiera me miró.
Lo que hizo fue acercarse a aquel hombre gordo, el cual ya se había terminado de comer aquella donal e iba por otra.
«Así como no va estar gordo».
«Si sigue así muy pronto no va a caber en esa silla».
Pero en fin, eso es algo que a mí no me importa.
«Allá él si muere de infarto».
Lo importante aquí es salvar mi pellejo.
—¡¡Caroling!! —la vuelvo a llamar con más fuerza.
Es ahí cuando su dulce y hermosa e inocente mirada se fija en mi.
A pesar de que estamos a cierta distancia, puedo verme reflejado en sus ojos.
Incluso podría jurar que tiene un brillo especial.
Un brillo que no ví está tarde que hablamos.
—¡¡Ayúdame!! —le pido haciendo mi mejor cara adorable.
Aquella cara que hace que todas las mujeres se postren ante mi.
Ella comienza a fruncir el ceño confundida, como sino supiera de lo que estoy hablando.
—¡¡Ayúdame a salir de aquí!! —le pido.
Afortunadamente aquellos oficiales que me llevaban se han detenido.
Espere a que ella corriera hacia mi y me dijera: oh Fabricio, ¿Que te paso?.
Incluso me la imaginé llorando de la angustia, como lo hacía Elisa cuando me iba mal en algo.
Pero eso nunca pasó.
Lo que hizo fue mirar al oficial confundida.
Era como sino me conociera.
Como si hace unas horas atrás no me hubiera dado un beso en la mejilla, el cual por unos cuantos mililitros no fue en la boca.
—¿Lo conoce señorita? —pregunta ese oficial que por cierto tiene llena la boca de donal.
Ella vuelve a mirarme.
Es obvio que me conoce.
Vuelve su mirada hacia el oficial.
—no, —responde a su pregunta —no lo conozco.
La miro incrédulo mientras mi boca se abre en una o de sorpresa.
«Todas las benditas mujeres saben quién soy yo».
«Pero ella no».
«Después de lo íntima que estaba conmigo».
«¿Cómo se atreve a negarme?».
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LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
Teen Fiction¿Que pensarías si te digo que lo que tú crees y estás seguro que es, realmente no lo es?. pues algo similar es lo que le acontece a Fabricio en esta historia. BIENVENIDOS A LA HISTORIA DE J3. (está historia se realizara después de concluir la histor...