43. GANARME EL CORAZÓN DE FABRICIO.

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Génesis 34
1 Salió Dina la hija de Lea, la cual ésta había dado a luz a Jacob, a ver a las hijas del país.

2 Y la vio Siquem hijo de Hamor heveo, príncipe de aquella tierra, y la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró.



Ella sigue riendo sin parar.

Me puse tan indignado que quería gritarle por atreverse a tanto.

Me puse de amable a ayudar y lo único que gano son sus burlas.

Metí la manguera en el tanque de mi moto mientras ella no paraba de reír.

«Veamos si sigue riendo cuando su tanque quede vacío».

Me quedo mirandola y a pesar de que se está burlando de mi, aún así termino sonriendo.

Y me siento orgulloso de mi mismo.

Yo puedo hacer que ella no esté triste, e incluso la puedo hacer reír, aparte de rabiar, claro está.

Ella al ver que me he quedado mirándola fijamente, deja de reír.

—creo que ya está —dice sacando la manguera.

No contesto nada.

Solo me dedico a mirarla un poco más.

Sé que luego se irá y ya no podré disfrutar de su presencia.

No entiendo porque pero estar a su lado me agrada.

Apenas prende la moto con la intención de irse.

Yo me apresúro a subir en la mía y también la prendo.

—Caroling —le digo.

Ella suspira mientras se vuelve a poner el casco.

Yo también hago lo mismo.

—y ahora ¿Que quieres? —me pregunta.

—¿Te puedo escoltar hasta tu casa? —pregunto ilusionado.

Ella me mira con aquella mirada única que tiene.

—si le digo que no, ¿No lo hará? —pregunta.

—si lo haré —respondo triunfante.

—estonces hazlo, —se rinde —pero hasta donde deje la moto.

Yo asiento feliz.

Finalmente creo que nos estamos entendiendo.

Eso me agrada bastante.



Fin de la narración.




Una hora y media después.



Finalmente hemos entrado a la ciudad.

A veces pienso que Fabricio ya tomó otra dirección, pero cuando veo el espejo retrovisor me doy cuenta que sigue ahí.

La mayoría de veces procura está a mi lado.

Afortunadamente no está hablando como lora, eso me hace estar más calmada.

De verdad que a veces no lo soporto.

Desearía poderlo votar, pero eso no se puede aquí en California.

Respiro hondo al detenerme en un semáforo.

Inmediatamente mis fosas nasales se llenan del olor de su loción.

Miro hacia mi derecha y ahí está él.

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora