48. MI MEJOR AMIGA.

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Colosenses 3

16. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.




Treinta minutos después..

Me encontraba cenando en compañía de la hermana Eunice y de mi amor imposible por así decirlo.

O mejor aún, en compañía de mi MEJOR AMIGA.

La chica más tímida y penosa que haya conocido jamás.

Después de haber orado por los alimentos, gustaba de ellos con mucho apetito.

-¿Les gusta la cena? -pregunta la hermana con una sonrisa.

-me encanta -respondo con toda sinceridad.

Su mirada va hacia Jiseth esperando que ella diga algo al respecto.

Pero está tiene la mirada perdida en el plato.

Su cuerpo está aquí, pero su mente está divagando.

Disimuladamente pateó su pie por debajo de la mesa.

Ella inmediatamente me mira y reacciona.

Abre su boca para regañarme como siempre lo suele hacer, pero al ver a su madre, cambia de parecer.

Más minutos después.


-bueno hermanas, -digo a mi pesar -ya debo de irme.

Puedo ver alivio en el rostro de Jiseth, pero también un poco de tristeza.

La verdad es que no la comprendo.

-te acompaño a la puerta -me dice.

Creo que ella estaba esperando mucho para que me fuera.

-okey -contesto.

-¿Te gustaría hacer el devocional con nosotras? -pregunta de repente la hermana Eunice.

Miro a Jiseth antes de responder.

Está con la mirada dice: noooo.

-por supuesto -respondo por dos razones.

Una, porque me encanta llevarle la contraria a Jiseth.

Dos, porque amo estar en familia, si se trata de ellas.

Además no todas las veces puedo hacer devocional en familia, ya que estoy viviendo solo.

-trae nuestras biblias -le dice la hermana Eunice a Jiseth.

Está asiente en silencio y se dirige hacia las habitaciones.

Luego de unos instantes ella regresa con las biblias, la hermana Eunice toma una.

-ire por la mía que está en mi auto -camino hacia la puerta.

Apenas salgo de la casa la brisa fresca me recibe haciendo que extrañe el calor de hogar.

Cuando llegué solo era un atardecer, ahora es de noche y está haciendo bastante frío.

Abro la puerta de mi coche y saco la biblia de mi bolso.

Al entrar nuevamente las hermanas ya tienen sus biblias abiertas.

-vamos a orar para que Dios nos bendiga a través de la lectura de su palabra -dice la hermana Eunice.

-amén -respondemos Jiseth y yo.

Mi teléfono comienza a vibrar en mi bolsillo, así que lo apagó.

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora