LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

36. BLOQUEADO.

Lucas 6.
29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.

Narra Jak:

Estaba cubriendo los instrumentos para irme ya que el culto había terminado hace rato, mi amada Emily me estaba ayudando.

Escucho unos pasos caminar hacia aquí y no me molestó en mirar quien es, porque sé claramente quién es.

—Dios lo bendiga hermano Jak —saluda el pastor con su voz ronca.

—amén —digo cubriendo el piano.

—¿Será que podemos hablar? —me pregunta.

Ya sé para donde va todo esto, así que no me asombro para nada.

—por supuesto, —respondo. —amor —fijo mi mirada en mi amada Emily —esperame en el auto.

Ella asiente y se va.

Apenas ella termina de salir, fijo mi mirada en el pastor.

—ahora si pastor, lo escucho soy todo oídos.

—acompañeme a mi oficina.

Meto mis manos en los bolsillos y sigo al pastor hasta su oficina.

Él me invita a tomar asiento y me ofrece algo de tomar.

Pido un capuchino pero en vista de que no hay, decido no tomar nada.

—¿Por qué no fue Luna al culto? —rompo el silencio incómodo que se formó.

—ella no sé sentía bien de salud a última hora, —responde —supongo que ya ha de saber porque lo traje aquí  —muerde una dona.

—creo que si —contesto cruzándome de brazos.

—pues quiero hablar acerca de mi querida Sol Caroling, ella me comentó acerca de que usted no la dejó subir en el altar.

—así fue —hablo con total tranquilidad.

—¿A usted se le olvidó que ella es la hija del pastor que le impidió subir en el altar? —me pregunta un poco alterado, pero lo disimula sonriendo un poco.

—no, —respondo —no se me olvidó.

—entonces, ¿Por qué lo hizo?.

—porque no pienso tolerarle el pecado a nadie en la alabanza —respondo serio.

Él se comienza a reír sin ganas mientras se remueve incómodo en su silla.

—ah ya por ahí, —me dice —entonces no lo culpo, supongo que usted se equivocó de gemela, la que cayó en pecado fue Luna no Sol.

—yo pienso que él que se equivocó de gemela fue otro. —contesto.

La sonrisa se le borró de inmediato de los labios.

—¡¿Que falta de respeto es esta?! —se pone de pie molesto —¿Como se atreve a decir eso?, si yo conozco perfectamente a mis dos hijas.

—si así fuera, entonces no cometería el error tan grande que está cometiendo con Luna —le respondo sin dejar mi lugar.

Su rostro se pone rojo de la ira.

—sabe que, mejor dejemos está conversación hasta aquí, usted no es nadie para cuestionar la forma en que yo administró mi casa y más le vale que reciba a Sol en la alabanza.

Suspiro.

Me temo que esto más que una ordenanza, es una amenaza.

Que triste que haya pastores que quieran abusar de la autoridad que Dios les da.