༺Doce༻

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El trabajo estaba acabado con él, y su padre también.

Pero aquella tediosa sensación se calmó cuando caminando junto a sus escoltas reconoció aquella cabellera roja que lo esperaba en la entrada de aquel museo.

Caminó hacía aquel moreno que lo miraba con un sonrojo completamente elevado en sus mejillas.

—Espérenme aquí.

—Pero joven Jeon, debemos acompañarlo.

—Pedí que cerraran el museo, solo estará abierto para mi y para el joven delante de ustedes. Así que esperen aquí.

—Si, joven—Dijeron ambos betas.

JungKook se quito el barbijo y le sonrío al menor.

—¿Entramos?—Le preguntó y TaeHyung con un nerviosismo creciente asintió.

Hace unos cuantos días había hablado con aquel alfa diferente a él, había presenciado lo que era enamorarse con solo ver sus ojos.

Durante noches pensaba si era lo correcto, si estaba bien, pero, ahora mismo lo tenía en frente, y no dudaba que fuese equivoca su posible relación.

La primer salida, había sido en la misma pizzería, su lugar de trabajo, había ido acompañado de aquel alfa frente cabello menta, y había pedido que se le diese tiempo libre para poder hablar.

Su mejor amigo voló en felicidad y accedió instantaneamente, cerrando la pizzería y siendo él el que los atendía y eso entre comillas, porque se entretuvo más de una vez con el Alfa Min, mientras hablaban y se daban miradas coquetas en lo que la pizza se quemaba.

Ahora miraba los cuadros maravillado, mientas el abrazador aroma a petricor y menta lo acompañaban a su lado. Él alfa se dedicaba a contarle la historia de aquella magnífica pintura antigua realizada en Grecia.

JungKook había pasado 2 días enteros en aquel museo junto al historiador, aprendiendo a detalle cada uno de los significados de los cuadros en exhibición y su historia de creación.

Pues aunque para su querido amigo YoonGi fuese algo ridículo, él quería impresionar a TaeHyung con aquello, más aún sabiendo que el pelirrojo tenía una gran pasión por el arte.

¿Podía juzgarlo? Era un pobre alfa que se había enamorado perdidamente de él omega con solo verlo unos segundos. Quería brindarle las mejores experiencias al que ahora reconocía como su omega.

—¡Este es bellísimo!—Exclamó con emoción llegando a la pintura—Dios, es hermoso verlo de frente.

—Es creación de...

—De Felix Lee, lo sé, me encantan sus obras, es tan original con ellas, con cada trazo refleja sus emociones.

—¿Te gusta Felix Lee?

—¿Qué si me gusta?, ¡Dios!, su arte me fascina.

JungKook sonrió al mirar sus ojos brillantes y el pelirrojo sonrío con pena y se sonrojo.

—Perdón...

—¿Por qué pides perdón?

—No lo... se.

—TaeHyung, tu puedes expresarte de la forma que gustes a mi lado, oye—Le dijo posando su dedo índice sobre la barbilla del omega y elevo con lentitud su rostro, sintiéndose asfixiado por la ternura que lo invadía—Para ti ya no soy el cantante Jeon JungKook, para ti soy a partir de hoy la persona con la que puedes ser tu mismo, soy tu alfa, TaeHyung, y quiero ser tu lugar seguro.

TaeHyung sonrío con emoción y el aún latente nerviosismo y asintió mientras miraba sus brillantes y preciosos ojos negros.

Dejándose llevar por la bella sensación que aquellas palabras le habían causado, tomó la valentía de acercarse al mayor y abrazarlo con delicadeza, pasando sus manos por su cintura y apoyando su cabeza sobre el hombro del mayor, sintiendo el delicioso aroma a menta y petricor abrazar sus fosas nasales.

Aquella corriente eléctrica que los recorrió a ambos era nueva, él omega recordó la primera vez que abrazo a BoGum, sintió emoción, mas no sintió esa calidez que ahora sentía abrazando a JungKook.

JungKook por su parte rodeo a TaeHyung con sus brazos y acarició el cabello ajeno con su nariz aspirando el aroma del shampoo a vainilla y deleitandose por su aroma a chocolate.

Río quedito al notar la variante de chocolate y vainilla en el menor.

—¿Estás seguro que... esto puede ser?

—Nunca había estado más seguro de algo, bonito.

TaeHyung sonrío y se separo un poco para verlo a los ojos.

—¿Es correcto... qué mi corazón ya lata tan aceleradamente por ti?

—Lo es, porque mi corazón está vuelto loco también.

Sonrieron y continuaron con el trayecto en el gran museo, trayecto que terminó con un salón especial dedicado a la fallecida esposa de Felix Lee, Yoo JeongYeon.

—Te llevo a casa.

—N-no, no te preocupes, yo puedo tomar el tren y...

—Vamos, yo te llevo.

TaeHyung sin saber como negarse ante aquella sonrisa asintió tímido y caminaron hacía la salida del museo, saludando tímido a ambos escoltas betas que solo se dedicaron a brindarle una breve reverencia como saludo.

El alfa abrió la puerta y TaeHyung se adentro al vehículo.

El sol ya había caído y el bello atardecer era el que los acompañaba camino a casa de TaeHyung. Quien iba dando las indicaciones para poder llegar a su humilde hogar.

Iba nervioso, pues le apenada que JungKook viese su pequeña casita, claro, él vivía en un penthouse qué parecía una mansión, y él, en una pequeña casa de 2 cuartos, 1 baño  y una cocina que se conectaba con la sala de estar.

Bajo del automóvil cohibido al estar frente a su casa, miro a JungKook y le sonrio.

—Fu... fue maravilloso hoy, JungKook, gracias por este día.

—Gracias a ti, TaeHyung, espero poder vernos pronto—Le dijo con una sonrisa acercándose a el dejando un pequeño beso en su frente.

El omega no podría resistir tanto, su corazón estaba al borde del colapso.
Los ojos de TaeHyung se tornaron amarillos.

—Hasta pronto, Alfa—Le dijo el lobo del omega ocultándose de prisa dejando a un TaeHyung completamente sonrojado.

—Hasta pronto, Omega—Le dijo esta vez el lobo del alfa y caminó hacia su vehículo, subiendo en el y despidiéndose con un movimiento de manos.

La sonrisa que ahora ambos llevaban en sus rostros no sería fácil quitarlas. Esperarían con ansias el momento que pudiesen volver a verse.

Fuera del espectáculo ᘛKookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora