Los días habían pasado desde esa noche.
Días en donde la culpa y el arrepentimiento le estaban devorando el alma.
A la mañana siguiente cuando despertó y recordó todo lo que había hecho, deseó que se tratara simplemente de una pesadilla y nada más, pero cuando entró al taller y lo vio destrozado, como si un huracán se hubiera desatado en su interior, cayó en cuenta que ese destrozo realmente lo había hecho él, que el único recuerdo de su gemelo se había ido para siempre.
Pasó horas limpiando entre lágrimas, juntando los trozos de papel para reconstruir los planos y los libros, pero solo consiguió arreglar algunos puesto que la mayoría del taller estaba reducido a cero. Aún herido por los trozos de vidrio roto y la madera, siguió intentando arreglar su arrebato, sin conseguir avanzar mucho.
Se armó de valor antes de poner un ojo sobre el androide, sorprendiéndose al ver cómo seguía intacto, siendo que estaba rodeado de vidrio y madera que había saltado.
Casi como si algo divino lo hubiera protegido.
Tan pronto como lo vio, el arrepentimiento por sus acciones se hizo presente, más fuerte que antes, porque otra vez había sido su culpa que todo acabara mal. Se maldijo mentalmente por ser siempre el causante de desgracias y tragedias a su alrededor, empujando a todos por el precipicio hasta la inminente muerte.
Desde entonces no había puesto un pie en ese lugar, comenzando a ignorarlo y viviendo su rutinaria vida como hace años lo hacía, solo que ahora intentaba pasar más tiempo fuera del castillo para evitar pensar en lo ocurrido o sentir ganas de volver al taller.
Aunque por más que lo intentó, no pudo volver a su rutinaria, solitaria y aburrida vida.
Desde que había visto al androide por primera vez que experimentaba el mismo sueño por las noches, algunas veces acompañado de otros más, pero la mayoría de las noches era solo ese. Un sueño donde tenía al androide de pie frente a él, sonriéndole y mirándolo, diciéndole un par de palabras que nunca lograba escuchar o entender.
Sabía que era el androide y no Luzu porque algo en su interior se lo decía, aunque no había diferencia alguna entre el humano y su réplica.
Y era ese mismo sueño el que le había creado la necesidad de terminarlo, de verlo en acción y confirmar si terminaría por arrepentirse o podría vivir con su presencia a su lado.
Anhelaba compañía con una necesidad imperiosa, y el saber que podría tenerla con tan solo leer unos libros y apretar unos botones lo incentivó de cierta manera a cumplir la última petición de su gemelo y darle vida al androide que este tanto quería.
Pero era el mismo miedo de siempre el que lo frenó cada vez que intentó volver al taller.
¿Realmente estaba preparado para ver día a día a Luzu, sabiendo que no era él en realidad y que nunca lo sería?
Porque su situación y su imaginación lo hacían pensar en el androide como un zombie, un cuerpo vacío y sin residuos de un alma dentro suyo, moviéndose de un lado a otro porque para eso estaba programado.
¿Soportaría verlo hablar, moverse, ayudarlo y sonreírle, quizás?
Estaba pronto a averiguarlo.
Llevaba más de una semana en el taller, pasando la mayor parte del día y de la noche leyendo los libros que su gemelo dejó, tratando de aprenderse toda la información a tiempo récord para terminar con el asunto de una vez por todas. Si bien aún estaba lejos de comprender por completo todo lo que estaba escrito, se había vuelto bastante decente en aprender una que otra cosa más sencilla y en seguir instrucciones, así que esperaba y rogaba para no tener muchos problemas.
ESTÁS LEYENDO
La estrella del creador [Arinckity]
FanfictionQuackity decide terminar el proyecto que su gemelo dejó, dándole vida e inicio a ese androide empolvado que estaba en el taller. -Fanfic de mi completa autoría, se prohíben copias y/o adaptaciones. -Shippeo cubitos no a los streamers. -Angst, conten...