08

126 23 13
                                    

Sentado en el césped con una cubeta a su lado, Quackity esperaba tranquilamente a que otro pez mordiera el anzuelo de su caña. Llevaba ya unos cuantos, pero quería asegurarse un par de días más sin tener que volver a pescar.

El sol estaba siendo benevolente y, a pesar de brillar, no producía un calor exuberante que complicara más su tarea, por lo que aprovecharía muy bien estas horas en caso de que el clima decidiera empeorar.

Se encontraba en un lago a un par de kilómetros de su castillo, uno bastante grande y hermoso, con unos cerros y praderas verdes que volvían al lugar un espacio ideal para una acampada romántica. A pesar de su belleza indiscutible, el lago no era muy visitado por los lugareños, lo que le brindaba a Quackity la seguridad necesaria para sentarse a pescar sin tener que mantenerse alerta en todo momento.

Y siendo sincero, esos momentos de paz le eran necesario.

Hace años que no dormía como una persona normal, eso estaba claro, pero en este último tiempo su calidad de sueño se vio disminuida en gran medida, y no era por el androide. Le había tenido que explicar a Arin que despertarlo múltiples veces durante la noche no le hacía bien y que necesitaba descansar las noches de corrido para seguir vivo, por lo que el androide dejó de ir tan seguido a verlo y de hacer tanto ruido al hacerlo.

Pero aún así, seguía sin dormir bien.

Ni la meditación, las infusiones de hierbas, o la rutina le había ayudado a dormir una noche completa, y se había quedado sin más opciones a su disposición, por lo que se resignó a que no volvería a dormir bien por un largo largo tiempo.

Todas las noches eran iguales, despertaba sobresaltado y con el corazón latiendo a mil, pero sin ser capaz de recordar si alguna pesadilla había causado eso, quedándole solo una sensación de incomodidad en su pecho.

Quizás eso mismo terminaría por matarlo alguna noche.

Eso, o el susto que se daba cada vez que abría los ojos y tenía los de Arin brillando frente a él durante sus chequeos nocturnos.

Levantó la vista del agua hacia el otro lado del lago, y soltó un pequeño suspiro.

—Detente.

Las pisadas se detuvieron al instante, haciendo que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios. Sí, era malo por sentirse bien al tener a alguien que le obedeciera sin pensarlo, pero después de años siendo él quién seguía las órdenes, necesitaba experimentar la posición de poder.

—Desde acá no veo bien el agua y lo que hay en ella, es por eso que debo acercarme.

Al llegar al lago, Quackity le había ordenado a Arin permanecer bajo la sombra de un árbol y no moverse, pero esa orden no le había gustado para nada. Desde tan lejos no sería capaz de proteger al humano como se supone que debería hacerlo, y después de minutos intentando decidir si seguir su orden o dejar de obedecer, había decidido ir acercándose de a poco, parando cada vez que Quackity levantaba la cabeza, intentando que no lo notara.

Pero el humano no era tonto, y él no era tan cuidadoso.

—Hay peces, algas y piedras, ¿Contento?— Le respondió sin siquiera girarse a observarlo, mirando el agua y lo que había en su interior —No estoy en peligro así que no te necesito cerca, además no me puedo arriesgar a que caigas al agua.

—Ya le había dicho que estoy creado con un material impermeable y-

—Que es imposible que agua entre en tu sistema— Lo interrumpió con un tono burlesco —Aún así, no quiero que te acerques, solo quédate donde te dejé.

—Debo ayudarlo, protegerlo y acompañarlo, y desde la distancia no puedo cumplir de buena manera ninguna de esas tres tareas— Arin esperó unos segundos, y se acercó un poco más —No interrumpiré su tarea si es lo que teme que haga, solo me quedaré aquí-

La estrella del creador [Arinckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora