Capítulo 22.

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Emma y su padre se encontraron en un restaurante acogedor en el centro de la ciudad. Era su primera salida después de su conversación inicial en la cafetería. Ambos estaban un poco nerviosos, pero decididos a hacer que funcionara.

—Este lugar es encantador —dijo Emma mientras se sentaban.

—Sí, pensé que te gustaría. Es tranquilo —respondió su padre, sonriendo con nerviosismo.

La cena transcurrió con conversación ligera al principio, pero poco a poco, se fueron abriendo más. Emma habló de su trabajo en Industrias Stark y de algunos de los proyectos en los que estaba trabajando.

—Es increíble lo que haces, Emma. Me siento muy orgulloso de ti —dijo su padre, con admiración genuina en su voz. Ese comentario dejó sin palabras a la castaña, pero al final, era algo importante para ella que se lo dijera.

Un par de semanas después, Emma y su padre decidieron dar un paseo por el parque. Era un día soleado, y las flores estaban en plena floración.

—Siempre me ha gustado este parque —comentó su padre, respirando profundamente el aire fresco —Solía traerte aquí cuando eras pequeña.

Emma sonrió, recordando vagamente aquellos tiempos.

—Sí, solíamos jugar cerca de la fuente. Me alegra que hayamos venido.

Mientras caminaban, Emma le habló de Alec, describiéndolo como un hombre cariñoso y comprensivo. Su padre escuchaba atentamente, contento de que su hija tuviera a alguien que la apoyara. Así comenzaron a ser sus semanas, por la mañana ayudaba a Tony con una importante presentación para el MIT, por las tardes entrenaba y disfrutaba tiempo junto a los vengadores, algunas veces omitía alguna de las dos actividades para poder ver a su padre.

En otra ocasión, Emma decidió presentar a Alec a su padre. Se encontraron en una pequeña cafetería.

—Papá, este es Alec —dijo Emma, con una mezcla de nervios y orgullo— Alec, este es mi padre.

—Mucho gusto, señor —dijo Alec, estrechando la mano del hombre, él era respetuoso pero por dentro, el hombre no le agradaba en lo más mínimo.

La conversación fue relajada y agradable. Alec y John hablaron sobre sus intereses comunes, y Emma se sintió feliz de ver que se llevaban bien.

Otro día, Emma y su padre se encontraron para almorzar en un restaurante cerca del complejo.

—¿Cómo van tus sesiones de terapia?

—Van bien. Es un proceso largo, pero siento que estoy haciendo progresos— Emma asintió, sintiendo una conexión más profunda con su padre.

—Me alegra escuchar eso, papá.

Finalmente, Emma organizó una cena en su departamento, invitando a su padre y a Alec. Quería que su padre viera una parte más íntima de su vida cotidiana.

—Espero que les guste la comida —dijo Emma, sirviendo los platos.

—Huele delicioso —comentó su padre, sonriendo.

Durante la cena, la conversación fue fluida y cálida. Hablaron de planes futuros, recuerdos del pasado y sueños por cumplir. John compartió algunas anécdotas divertidas de su terapia, haciendo reír a Emma y Alec.

—Es bueno verlos felices juntos —dijo John, levantando su copa —Agradezco estos momentos y la oportunidad de estar en tu vida, Emma.

Emma sonrió, sintiendo una profunda satisfacción.

—Y yo agradezco que estés aquí, papá.

Con cada encuentro, la relación entre Emma y su padre se fortalecía, construyendo un puente de confianza y amor que parecía indestructible. Cada paso que daban juntos les acercaba más, sanando viejas heridas y creando nuevos recuerdos que atesorarían por siempre.

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