Capítulo 20.

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Las siguientes semanas pasaron tranquilamente, más de lo que Emma esperaba, lo más intenso eran los entrenamientos, las veces que Tony le pedía ayuda para probar lo nuevo en su traje, Wanda y ella habían pasado más tiempo juntas, ambas practicando sus habilidades. Algunos días Emma iba a su departamento y se quedaba ahí a dormir para después regresar al complejo a hacer sus tareas diarias.

Durante esos días Emma iba a casa de su padre, pero el resultado era el mismo, nunca entraba.

Emma estaba sentada en uno de los sillones del salón común, nerviosa y pensativa. Sabía que la conversación que estaba a punto de tener no sería fácil, pero sentía que era necesario dar el siguiente paso. Tomó una respiración profunda y se levantó, dirigiéndose a la sala de entrenamiento donde sabía que encontraría a Wanda.

Cuando llegó, Wanda estaba practicando sus habilidades, concentrada en los movimientos precisos y fluidos de sus manos. Emma esperó hasta que Wanda terminó una secuencia antes de acercarse.

—Wanda, ¿puedo hablar contigo un momento?— preguntó Emma, tratando de sonar lo más tranquila posible.

Wanda giró hacia ella, con una sonrisa amable. —Claro, Emma. ¿Qué necesitas?

Emma se tomó un momento para reunir valor antes de continuar. —Sé que esto suena un poco extraño, pero... necesito tu ayuda para hablar con mi padre. No en persona, sino... en mi mente. Quiero tener una conversación con él en persona pero no puedo y creo que, con tus habilidades, podrías ayudarme a hacerlo... solo es que tú me lo muestres, que lo tenga enfrente sin tenerlo enfrente... es complicado explicarlo.

Wanda frunció el ceño ligeramente, pensando en lo que Emma estaba pidiendo —Linda, entiendo lo que estás sintiendo y lo difícil que esto debe ser para ti. Pero usar mis poderes para entrar en la mente de alguien y crear una conversación como esa... no es algo que deba tomarse a la ligera. Es muy invasivo y puede tener consecuencias imprevistas.

—Estoy desesperada. Siento que necesito cerrar este capítulo, y no sé cómo hacerlo de otra manera, voy a enloquecer, no puede ser que no puedo.

Wanda dio un paso hacia Emma, poniendo una mano en su hombro. —Emma, todos enfrentamos nuestros miedos y nuestras heridas de diferentes maneras. Entiendo que quieres encontrar una forma de hablar con tu padre, pero no creo que esta sea la mejor manera.

— Solo quiero entender por qué se fue. Quiero saber por qué nos hizo eso, pero Wanda, me aterra saber la respuesta. Gracias por ser honesta conmigo. Solo... necesitaba intentarlo.

— Siempre estaré aquí para ti— dijo Wanda suavemente —¿Me pediste controlar tu mente? ¿Después de lo que pasó aquella vez?

—Ya sé, ya sé, mal ahí— dijo Emma mientras reía.

— Vamos, ¿quieres ir a tomar un café?— dijo la sokoviana mientras le estiraba la mano en espera a que Emma la tomara.

—Me encantaría— dijo tomando a la joven.

Emma y Wanda llegaron a un acogedor café en el centro de la ciudad. Las mesas de madera, la iluminación suave y el aroma a café recién molido creaban un ambiente perfecto para una conversación tranquila. Se sentaron en una mesa junto a la ventana y pidieron sus bebidas. Emma optó por un capuchino mientras que Wanda pidió un té verde.

Emma tomó un sorbo de su capuchino antes de mirar a Wanda. —Y tú, Wanda, ¿cómo estás? ¿Qué está pasando entre tú y Visión?

Wanda sonrió, un poco sorprendida por la pregunta. —Visión y yo... bueno, estamos explorando esa conexión, había pensado que era todo por la gema, pero tal vez es algo más. Es complicado, pero también maravilloso. Pero vine a hablar contigo, a solas. Creo que sería una buena idea que fueras a la casa de tu padre. Quizás, con el apoyo de una amiga, podrías encontrar el valor que necesitas.

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