APODOS || perra.

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Tal como Dre lo había previsto Cheng lo confronto nuevamente al día siguiente

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Tal como Dre lo había previsto Cheng lo confronto nuevamente al día siguiente.

Pero esta vez parecía mucho más enojado de lo normal. Cuando Cheng Lu lo jaloneo hasta un callejón solitario Dre pudo mirar mejor el feo moretón que el asiático tenía en el cuello y en la mejilla.

Obviamente eso había sido obra del señor Han.

Cheng lo empujó contra la pared sin cuidado alguno.

- Eres una perra Dre, ya no esta aquí ese anciano para salvarte muñeca.

Cheng estaba dispuesto a golpearlo.

- ¡¿Por qué estás tan obsesionado conmigo?!

Dre realmente solo quería que ese tipo le dejará en paz, desdé que llegó a china Cheng le a molestado llamándole con esos apodos raros y golpeándolo. Dre estaba harto.

- Ni siquiera te he hecho algo imbécil.

Por como Cheng lo miró supo que sus ojos se habían puesto llorosos. Probablemente Cheng solo lo vería mucho más débil pero poco ya le importaba.

Cheng no dijo nada a la pregunta que el americano le había hecho.

Porque realmente no tenía una respuesta exacta. Solo sabía que era divertido meterse con el y lo disfrutaba. Pero era cierto, Dre nunca le había hecho nada a el como para tratarle de esa manera.

Cheng gruñó molesto al salir de su pequeño trance.

Se acercó nuevamente al más pequeño y le apunto con su dedo índice, tocándole el pecho.

- No hagas preguntas estúpidas, y deja de llorar porque ahora si luces como una niña.

Dre lo apartó de un empujón.

- Oh, la perra si tiene fuerza. - Cheng se rio cuando vió a Dre tratando de escapar, rápidamente lo agarro de su mochila y lo volvió a empujar contra la pared.

- Quiero irme ya.

- Yo decido cuando te vas.

- Ahora tus ojos en mi. - Cheng le estaba ordenando que le mirara. Dre no lo hizo, cualquier lugar parecía más importante que mirar al asiático.

Dre jadeó cuando sintió una mano agarrar su mandíbula, y no de la mejor manera.

- Tus ojos en mi.

Dre no tuvo otra opción que mirarlo.

Cheng sonrió cuando Dre le obedeció.

- Ahora abre tu boca de muñeca.

Dre ni siquiera supo porque lo hizo, realmente creyó que se había golpeado la cabeza contra la pared porque en definitiva tenía que estar alucinando, porque Cheng no podía estarlo besando.

Dre ni siquiera supo porque lo hizo, realmente creyó que se había golpeado la cabeza contra la pared porque en definitiva tenía que estar alucinando, porque Cheng  no podía estarlo besando

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