APODOS || excitación.

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Dre debió haberse negado a dejar que Cheng lo arrastrará hasta su hogar, debió haber corrido lejos de el

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Dre debió haberse negado a dejar que Cheng lo arrastrará hasta su hogar, debió haber corrido lejos de el. Intentar golpearlo incluso, aunque al final el único herido resultará ser el.

De haberlo hecho, ahora mismo no se encontraría acorralado en la pared del edificio donde vivía. En medio de las escaleras, exponiéndose a que cualquier persona los viera.

Cheng lo estaba besando, pero no de esa manera violenta como siempre lo hace. Eso desenfoco a Dre, quiso moverse y empujar al asiático lejos, ignorado el dolor en sus hombros. Pero Cheng ni siquiera se movió un poco. Solo apretó su cadera y lo pego más a su cuerpo mientras Dre podía sentir su lengua en su boca.

Un pequeño ruidito salió de sus labios, Cheng se había separado de el, dándole un descanso.

Cheng tenía una cosa muy clara ahora.

Le excitaba en demasía Dre, ver sus ojos llorosos y escuchar sus quejidos simplemente lo atrapaba. Dre era su adicción, incluso si Cheng se negaba a verlo.

No pudo evitar recordar cuando vió a el grupo de tipos golpear a Dre en ese parque aquel día. Se arrepiente tanto de no haberse metido. Nadie tenía el derecho de joderlo más que el. Y solo el.

Colo sus manos dentro de la camiseta del otro chico y apretó, no tan fuerte, solo queriendo sentir la piel en sus manos. Todo era tan suave. Entonces escucho un ruido, ese ruido había salido de la hermosa boca de Dre.

Se separó y lo observó, la vista fue espectacular.

Desearía haber tenido su teléfono en sus manos, y así capturar tal paisaje. Aunque aún tenía aquella foto de Dre lloriqueando.

Obviamente había mentido cuando amenazó al más chico sobre pegarla por toda la escuela, nadie tenía el derecho de ver a Dre así más que el.

Se alejó de Parker, sonriendo.

- No te golpeare hasta el torneo, así que disfrutá ese tiempo, Dre.

Nuevamente la mano del asiático viajo hasta la mejilla del moreno, que aún parecía recuperar su respiración.

Cheng ni siquiera supo porque dijo eso, cuando se dió cuenta las palabras ya habían salido de su boca ¿no se supone que el disfrutaba golpear al más bajo?

Un raro pensamiento llegó a la mente del asiático. Lo que lo hizo quitar su mano del rostro de Dre.

No, el no podía.

Lo que Cheng Lu sentía por Dre, no era más que una fijación, solo eso.

Cheng retrocedió y se fue, dejando solo al pobre y confundido Dre.

Cheng retrocedió y se fue, dejando solo al pobre y confundido Dre

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APODOS |  DRENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora