El parque, que momentos antes parecía sumido en un letargo gris, ahora vibra con una energía casi palpable. La voz de Niccolo corta el aire como un relámpago, trayéndonos de vuelta a la realidad de nuestra misión.
—¡Evelin! —exclama, y tanto Licht como yo nos giramos al unísono, como imanes atraídos por una fuerza invisible.
Niccolo emerge de entre los demás, sus pasos resonando contra el suelo mientras corre hacia nosotros. Verlos a todos reunidos, después de la incertidumbre que nos ha perseguido, provoca en mí una oleada de alivio tan intensa que casi me marea.
—Tuviste razón en encontrarlos en este parque —comenta Licht, su risa suave revoloteando en el aire como una mariposa. Hay un deje de admiración en su voz que me hace sentir extrañamente orgullosa.
—Os hemos estado buscando por todas partes —dice Niccolo, su rostro una mezcla de alivio y determinación.
Mis ojos, sin embargo, permanecen fijos en Licht, como si temiera que al apartar la mirada pudiera desvanecerse. La conversación que acabamos de tener resuena en mi interior, un eco que se niega a apagarse.
—Por fin estamos todos aquí —Thoma se une a nosotros, colocando las manos sobre sus caderas en un intento de recuperar el aliento. Su siguiente pregunta flota en el aire, cargada de expectativa—. Entonces, ¿qué hacemos ahora?
—Tendremos que volver a investigar el orfanato —responde Niccolo con la seguridad de quien ha estado dando vueltas a un plan—. Seguro que hay algo más que pueda darnos una pista.
La mención del orfanato hace que un escalofrío recorra mi espalda. Ese lugar, con sus pasillos laberínticos y sus sombras danzantes, se ha convertido en el epicentro de nuestras pesadillas. Y, aun así, sabemos que debemos regresar, que entre sus muros se esconde la llave para desentrañar este misterio.
—¡¿Más caminatas?! —la queja dramática de Thoma rompe la tensión del momento. Se derrumba sobre el suelo, como si sus piernas ya no pudieran sostenerlo—. ¿Podemos tomar un descanso, por favor? —sus ojos se posan en Licht, y la preocupación tiñe su voz—. Mira a Licht. Su herida tiene mala pinta.
El comentario hace que mi atención se centre de nuevo en Licht, evaluando su estado. A pesar de su sonrisa tranquilizadora, noto la palidez de su rostro, el ligero temblor de sus manos.
—Oh, puedo arreglármelas. He descansado mucho —asegura Licht, pero hay algo en su tono que no termina de convencerme.
—¡Amigo, apóyame! —suplica Thoma, y no puedo evitar reírme ante su dramatismo. Sin embargo, mirando a nuestro alrededor, es evidente que todos parecen agotados, como si el peso de este mundo de pesadilla estuviera drenando nuestras fuerzas.
—Empieza a caminar o te dejaremos atrás —la voz de Niccolo suena firme, pero hay un deje de afecto bajo su fingida severidad.
Es entonces cuando Subaru, siempre silencioso, siempre observando, interviene con palabras que caen como piedras en un estanque en calma:
—Creo que deberíamos quedarnos... —su mano se alza, señalando hacia un punto detrás de Thoma.
Sigo la dirección de su gesto, y una sensación gélida me recorre de pies a cabeza. Allí, a unos metros de la espalda de Thoma, se alza la figura de un joven. Su cabello, de un dorado castaño, brilla tenuemente bajo la luz mortecina. Está inmóvil, silencioso, como una aparición que ha decidido materializarse en medio de nuestra realidad.
—Ese chico se parece a Thoma —murmura Subaru, verbalizando lo que todos hemos notado.
El parecido es innegable, como mirar a Thoma a través de un espejo distorsionado por el tiempo. Es esa similitud la que hace que la escena sea aún más inquietante, como si estuviéramos ante una premonición encarnada.
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Pesadillas Nocturnas
Mystery / ThrillerAl caer en un profundo sueño, Evelin despierta aterrorizada en un mundo oscuro y terrorífico. Pero no está sola. Se encuentra atrapada en un mundo de pesadilla pero, por suerte, hay unos extraños con ella. Aun así, todos le resultan algo familiares...