Cinco desconocidos.

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 —¡¿Ron y Vodka?! ¿Acaso estás demente? —proteste al notar la mezcla que de tragos que estaba haciendo Alisa, mi amiga y compañera de la universidad, que llevaba un vestido de lentejuelas plateado con unas botas negras y su maquillaje era radiante que hacia realzar su piel morena con su cabello pelirrojo.

—¡Solo es un poco de alcohol! ¡No seas cobarde Evelin! —me motivaba a tomarme la mezcla de alcohol y lo que sea que le puso de más.

—¡Sera tu culpa si mañana me levanto con una resaca! —ella solo se emociona y me extiende el vaso descartable de color rojo y doy un suspiro profundo antes de llevarlo a mis labios, y siento el amargo liquido pasar por mi garganta provocando que arda al instante.

En pleno jueves varios grupos de las facultades de mi universidad, estaban en plena fiesta organizada por los hermanos Orson, y lo que al principio se trataba de algo casual de jugar "Beer Pong" se desenfreno cuando las botellas de alcohol aumentaron y la música se fue haciendo más fuerte.

Aunque el encuentro era casual, llevaba un corto vestido de cuero que me hacía ver muy voluptuosa con unos brillantes tacones de punta y mi pintalabios rojo realzaba con mi piel clara y cabello rubio.

La casa estilo cabaña estaba iluminada de luces tenue y repleta de estudiantes de la universidad y uno que otro infiltrado. Alisa y yo nos encontrábamos con otro grupo de amigos en el mesón de la cocina conversando y bromeando junto a la mezcla de tragos y, en cuestión de segundos fui arrastrada por mi amiga hacia el centro de la fiesta que en este caso era la sala donde nos divertíamos bailando alrededor de los demás.

De la nada, el tacto de alguien tocando mi cintura sobre mi vestido de cuero me hizo voltear de quien se trataba. Cabello castaño oscuro y cejas oscuras que resaltaban su mirada gris. Era Bruno Orson, uno más de los estudiantes afamados de la universidad por su atractivo físico. Lo conocía por amigos en común y por compartir algunas clases de la facultad. Llevaba una chaqueta de cuero abierta en la que se dejaba ver una franela blanca que lo hace ver muy bien, además de esos músculos tonificados, y acompañado de unos pantalones y tenis de color negro. No negare que sentía una atracción por él, pero nada romántico.

No dude un segundo en colocar mis brazos alrededor de su cuello y acto seguido el apretó mis caderas atrayéndome más hacia él apoderándose de mi atención. La forma en que me pegaba a su cuerpo y movía mis caderas con sus manos en su regazo al son de la música y la manera en la que nos sincronizábamos al bailar, como respiraba en mi cuello y susurraba en mi oreja me estaba volviendo loca.

Nuevamente me da vuelta para encontrarme con su mirada gris iluminada y bajo mi mirada a sus labios gruesos los cual se humedece con su lengua. Y no sé si fue por el alcohol en mi sangre o por lo intensidad sexual en la que estaba que mis hormonas se apoderaron de mi haciendo que subiera mis manos a su cuello y lo atrajera salvajemente hacia mis labios. Me respondió apoderándose de mis labios y al mismo tiempo que jugaba con ellos me apretaba con más fuerza la cadera para pegarme hacia él y casi me ahogo cuando sentí su miembro duro apretar mi abdomen.

—Bruno... —fue lo único que pude jadear ni bien me alejé de sus labios para recuperar un poco el aire.

—¿Si? —su voz se acababa de volver más ronca de lo que ya es y sus pupilas dilatadas con sus labios hinchados lo hacían ver más atractivo.

—Estoy mojada... —susurre acercándome a sus labios y lo vi tragar grueso, pero luego me despegue de él para abrirme paso por el montón de gente e ir hacia el baño.

Llego al baño el de invitados, y me dirijo hacia el lavamanos para apoyarme sobre él y mirando mi reflejo en el espejo. Mi cabello esta desordenado con mi rostro sudado y colorado acompañado de mis labios hinchados. Me inclino y abro la llave del lavamanos y recojo agua con ambas manos para humedecerme el cabello y con un pedazo de papel me hago toques por el rostro para limpiar el sudor. Cuando me enderezo y abro la puerta para salir del baño, al hacerlo siento como alguien me toma de la cintura y me gira bruscamente para atacar mis labios sin siquiera dejarme reaccionar. El sabor a ron y menta combinados con su aroma me hicieron darme cuenta de quién era.

Pesadillas NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora