Desenterrando recuerdos.

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Licht observó mi expresión desconcertada y suspiró en silencio.

—Parece que estoy molestando —dijo con voz queda—. Me disculpo.

Sin añadir nada más, pasó entre nosotros y se dirigió a la salida de la habitación. Llevaba una sonrisa en los labios, pero pude ver la consternación en su rostro.

—¡Licht! —grité su nombre mientras tomaba las escaleras que subían al primer piso.

Él se detuvo ante mi llamado y yo recuperé el aliento antes de mirarlo. Vi una leve sonrisa en su cara, y de alguna manera me hizo querer llorar.

—¿Te encuentras bien? —pregunté con preocupación.

—¿Por qué me preguntas eso? —replicó con simpleza.

—Eh... quiero decir... —balbuceé, insegura.

Licht extendió el cuello hacia mí y me observó mientras tartamudeaba. Y definitivamente noté con más cercanía la tristeza en su semblante.

—Parece que te estás forzando a sonreír. Por favor, no sientas que tienes que ponerte una máscara —dije con suavidad.

—¿Eh? —fue su única reacción, arrugando el ceño.

—Creo saber lo difícil que es no poder recordar nada. No saber quién eres, ni de dónde vienes —proseguí—. Y, además, nosotros, los primeros humanos que conoces, somos de un mundo completamente diferente. No puedo imaginar lo aterrador que debe ser.

Terminé de hablar y él mantuvo su mirada fija en la mía.

—Ah, sí, que ya sabes... este... —titubeé de nuevo.

¡Uf, no hago más que dar rodeos!

Mientras balbuceaba, Licht colocó suavemente la mano sobre mi cabeza.

—Gracias —esta vez, me dedicó una tierna sonrisa de corazón.

Pero, a pesar de su cálida sonrisa, aún sentí dolor en lo más profundo de mi pecho.

—Tengo curiosidad por el monstruo, para ser sinceros —comento.

¿De verdad no sabía nada de eso?

—Imaginé que no lo sabías —dije, estudiando su reacción.

—¿Y si sí? —su respuesta me desconcertó durante un momento, pero le tomé de la mano lentamente.

—Lo creas o no, siento que te conozco de algún lado —confesé—. Y.... he pensado en cómo te ha ido todo este tiempo.

—¿Estabas preocupada? —asentí con la cabeza.

—Como si tuviera un dolor en el pecho que no se calmaría si no supiera que estás bien. Seguro que es raro que esté tan preocupada por ti, teniendo en cuenta que acabamos de conocernos.

—Gracias por preocuparte por mí —musitó con sinceridad.

Le devolví una pequeña sonrisa y cuando estaba a punto de decir algo, fui interrumpida por un carraspeo a mis espaldas. Me volteé rápidamente y vi a Niccolò en medio de los otros, mirándome con una expresión bastante tenebrosa.

Luego sentí cómo Licht se volvía y empezaba a subir las escaleras.

—¿A dónde vas? —inquirí.

—Al patio, es viejo y espeluznante, pero tiene algo que me genera nostalgia —respondió sin detenerse.

Pensé lo mismo cuando estuve allí...

—Vayamos juntos —propuso Thoma.

Niccolò se adelantó y pasó por nuestro lado sin decir nada, emanando un semblante bastante incómodo. Licht lo siguió, y los demás y yo fuimos detrás.

Pesadillas NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora