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Mansión Stark

Harry miró la puerta brevemente contando silenciosamente hasta 40 intentando conseguir algo de valor, ¡Era un Griffindor! ¡Se suponía que tenía que ser valiente!, no lo pensó mucho antes de abrir y buscar automáticamente a Tony Stark. Lo encontró en la planta baja en lo que parecía ser una mezcla entre taller y laboratorio. Él estaba trabajando en una especie de utensilio pequeño, completamente concentrado en el objeto, Harry no supo qué hacer, ¿debía interrumpirlo? No, lo más seguro es quesería castigado, y aun si hablara ¿Qué le diría? No se había parado ni un momento a pensar en ello.

Ni tampoco le dio tiempo pues la voz artificial anunció su llegada.

- Señor, el señor Potter se encuentra aquí – el hombre lo miró sorprendido, no se había dado cuenta claramente de su presencia, pero rápidamente sonrió y se acercó a él dejando lo que estuviera haciendo.

- Pasa Harry, siéntate si quieres – Le señaló un sofá lleno de trastos y maquinaria – siento el desorden, y lo de antes, no estaba teniendo un buen día – le dio una taza de chocolate, que la sostuvo entre sus manos el niño sin tomarla, por mucho que le apeteciera – dime Harry, he pensado seriamente en qué podría hacer para conocernos más, así que jugaremos a un juego se llama las 20 preguntas, consiste en que nos preguntemos por orden algo y que digamos la verdad ¿de acuerdo?, empiezo yo si quieres ¿quién es tu madre?

Harry se sorprendió por toda palabrería pero le siguió un poco el juego, eso de decir la verdad no lo tenía muy claro, pero haría todo lo posible por contestarlas.

- Lily Evans y mi padre James Potter.

- ¿Querrás decir padrastro, no?

- Padre – aseguró firme. Aunque fuera Lily no lo parió, y lo hizo James, fueron ambos más padres que ese hombre que compartía su sangre. Así que cambió de tema - ¿estás casado?

- No, estaremos tú y yo solos – Dijo divertido no queriendo decir nada de antes, pues había visto al chico incomodo, pero muy decidido - ¿cuántos años tienes? ¿14?

- No, 16 – sí, sabía que era bajo, pero tampoco tanto

- ¡16! No lo había imaginado, aunque ahora me cuadran las cuentas, en aquél entonces no conocía a Pepper, tendría... - se puso a contar mentalmente – unos 25 años, creo.

- Mis padres tenían 20 años, ¿te metiste con alguien de 5 años menor que tú? – Harry se quedó impresionado.

- Bueno, en mi defensa diré que ni me acuerdo de ella, así que no sé exactamente la situación, pero, bueno ya esta echo. Potter... ¿cómo eran tus padres?

- Me toca preguntar a mí – Harry quería continuar haciendo preguntas, tenía varias.

- En realidad ya me preguntaste, me toca a mí, responde – tenía razón.

- Pues... mi madre tenía los ojos verdes, como los míos, verde intenso... y el pelo cobrizo, pelirrojo y no sé, no la recuerdo, solo de las foto. Mi padre en cambio, tenía los ojos marrones, usaba gafas, como yo... y no sé, dicen que era clavado a mí.

- Pero eres mi hijo, eso no es posible, además, no es por presumir, pero eres clavado a mí. Tal vez seamos parecidos – dijo bromeando.

Harry se quedó cayado, obvio que se parecía a su padre, pero era también obvio el parecido con Tony, aunque no sabía de dónde había sacado el color de sus ojos, sabía que tenía todo de ambos, era como la mezcla perfecta, raro. Pero claramente no podía decírselo al muggle, por lo que se quedó en silencio mirándolo. Tony malinterpretó su silencio como disgusto.

- Bueno, creo que te toca preguntar a ti – carraspeó con incomodidad con intención de aligerar el ambiente.

- Mmm sí, ¿A qué te dedicas? – improvisó, pero realmente tenía curiosidad, había que tener un muy buen empleo para tener esa gran casa.

Algo por lo que vivir - Harry Potter MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora