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Mansión Stark

La tarde trascurrió con tranquilidad después de que ambos hombres negaran una y otra vez que ellos no eran gay, le mostraron a Harry un video algo extraño, pero bastante bien hecho para ser de un hombre borracho. Por lo menos pudo aprender más sobre los allí presentes, eran unos superhéroes en la vida real, pero se pelearon y ahora el rubio y la del pelo blanco eran fugitivos.

Por lo demás los días fueron pasando rápidamente acostumbrándose todos a una rutina, Harry por ejemplo, se levantaba todos los días sobre las 5 de la mañana para hacer las tareas que tenía en casa de los Dursley, es decir, cocinar, limpiar y quedarse en su dormitorio con la intención de no hacerse notar, lo cual eso se le daba bien, aunque el tema de limpiar le ponía de los nervios, ¿por qué estaba todo tan limpio?, así se le era complicado limpiar.

Sabía que tenía que pagar el estar aquí, el que se le permitiera comer y demás, se lo habían dicho sus tíos, y así había sido cuando se quedó con los Weasley, con la diferencia de que el ser amigo de Ron rebajaba mucho el precio, lo que le gustaba más estar ahí, y en Grimmuld Place igual, arreglando la casa y siendo un apoyo para Sirius y una distracción en su confinamiento.

Todavía no sabía qué es lo que quería el señor Stark, pero esperaba que con todo ese esfuerzo le rebajara el precio.

Tony por otro lado, se daba cuenta de las constantes desapariciones del chico en su habitación, solo salía cuando él o Pepper le obligaba a comer con ellos, no sabía lo que hacía ahí dentro, y aunque suponía por ser el hecho de que no conocía a nadie, el niño necesitaba tener algo de vida social, por eso pensó que lo mejor sería apuntarlo en un instituto, era mitad de curso, pero esperaba que su antiguo internado del que nadie conocía tuviera el suficiente nivel como para adaptarse rápido.

Pensó en cual instituto estaría mejor, necesitaba asegurarse que estuviera bien, pensó en Peter, sí, el lo vigilaría por él y lo ayudaría con los estudios, estaba seguro, él era un buen chico, pero para ello necesitarían volver a Nueva York, aunque eso significara que Steve y Natasha estuvieran más en alerta que allí, apartados de todo el mundo.

Pero al menos el chico estaría bien.

Expresó su idea en la comida de ese día.

- ¿Por qué? – se alarmó Harry – no hace falta que te mudes a Nueva York por mí, yo aquí estoy bien, me las apaño – además estaba asustado, llevaba sin ir a un colegio muggle desde los 11 años, y sabía que todo sería mucho más complicado ahora.

- No te preocupes por ello, estoy acostumbrado a mudarme, además tengo un pasante allí con el que seguro que te podrías llevar bien con él.

Harry quiso protestar, pero se le veía tan firme con la idea que le dio miedo darle la contraria, así que optó por preguntar.

- Bueno, ¿Cuándo iremos?

- Mañana, ya está todo preparado, así que recoge todas tus cosas y estate listo – dijo el hombre emocionado – Y ahora, ¿por qué no nos cuentas Capitaleta dónde has aprendido a cocinar así de bien en tus aventuras como fugitivo internacional? – El capitán se quedó sorprendido y negó completamente haber aprendido a hacer tal cosa - ¿de verdad? ¿Y tú, tripe impostora? – le preguntó a la agente, pero esta al igual que el otro lo negó igual – pero Pepper no es – palideció – Harry, ¿eres tú el que está cocinando mañana, tarde y noche?

El niño se encogió de hombros mientras asentía restándole importancia.

- Harry no deberías de estar haciendo esto ¿Cuándo te has puesto a cocinar? – Se volvió a encoger de hombros ante la pregunta de Pepper – yo me levanto a las 6 y ya está hecho todo, ¿a qué hora te levantas tu?

Algo por lo que vivir - Harry Potter MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora