Unidos por el Océano

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Moana pensaba dentro de sí, que esto no se parecía en nada a las clases de baile que le enseñaba a los niños, ella siendo su "sa'o'aualuma" podía ir lentamente para corregirlos mientras bailaban

O a los ensayos que coordinaban con las bailarinas en las funciones ceremoniales, a pesar de tenerlo todo acompasado y sin errores, no brindaba la libertad de disfrutar de los movimientos improvisados.

Esto definitivamente era distinto, demasiado agradable para dejarlo pasar.

Hasta entonces todo estaba yendo de maravilla, hasta que el océano se acercó al par de bailarines, a pesar de su gran brillo no logró llamar la atención de estos dos.

Estaban tan inmersos en ellos mismos, que al parecer ni un terremoto lograría separarlos.

Entonces, sin previo aviso los empapó por completo, a lo que Moana tomó una bocanada de aire por lo inesperado que fue, y Maui escupió en forma de chorro el agua que entró por accidente en su boca y se sacudió el resto de su sedosa cabellera.

-¡Hey! - Maui alzó una ceja molesto dirigiéndose mar-. ¿No ves que estamos algo ocupados?

Moana negó con la cabeza y sonrió con los labios cerrados, se acercó al mar acariciándole su "cabeza", sabía que él mar le gustaba ser juguetón, tal vez quería andar bromeando o llamar la atención.

-No le hagas caso, ¿que ocurre?

Pero en realidad la intención del mar era separarlos por otra causa, ya que la abuela Tala venía a visitar a su querida nieta y no quería que la encuentre distraída, ella nadó hasta ellos, con un brillo magistral que emanaba al nadar.

A Moana se le empezaban a humedecer los ojos y jadeó de felicidad, sin pensarlo dos veces corrió hacia ella.

-¡Abuela, volviste! -Dijo Moana animada al apenas verla, siguió corriendo hasta acomodarse frente a ella de cuclillas.

-Emm niña -Maui vio con obviedad-. Esa es una mantarraya.

Moana giró su cabeza a la dirección de Maui, sin dejar de acariciar la cabeza resbalosa de su abuela, con su otra mano ella frotó el colgante qué decoraba su cuello, dando entender de quien se trataba.

-Oh. . .-Se rascó la cabeza algo incomodo-. Ya, ya entendí.

-Mi abuela decía que cuando el abuelo murió, él solía visitarlo como un guapo tiburón a la orilla del mar, ¿pero ahora?, ella puede explorar la profundidad del océano como tanto deseaba. Deben estar felices juntos recorriendo el mar.

-No lo dudo -Maui sonrió con una sonrisa satisfactoria-. En el mar, la vida es más sabrosa.

Moana dio una leves risas por su comentario final, después de ello se despidió de su abuela, dejándola libre para que nadara sobre el extenso mar, a pesar de ser un breve momento, casi un instante, se sentía ampliamente feliz por haberla visto nuevamente.

Luego, la isleña exprimió su ondulada cabellera sobre el mar, extrayendo todo el liquido que había quedado atrapado entre las fibras; sin dejar de lado la conversación, continuó.

-Cuando era niña. . .

-Sigues siendolo -añadió él con los ojos cerrados y las cejas arqueadas.

Rió ante su comentario, Maui a pesar de ser un cambiaformas no cambiaba su forma de ser, y Moana le encantaba eso.

Sin embargo, no pudo evitar suspirar con nostalgia, recargó su mano sobre su pecho, para un semidios el tiempo no transcurría al mismo ritmo que la perspectiva humana.

-Amaba danzar cerca del océano -dijo con un toque de pesadumbre-. Ya no tengo el mismo lujo de hacerlo con frecuencia -a pesar del modo ligeramente triste en que lo dijo, cambió esa expresión por una sonrisa de lado, gratificando al héroe de todos-. Gracias, realmente disfruté mucho revivir este momento contigo.