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A Moana le parecía curioso lo que dijo su compañero fanfarrón, ¿Isla Kuaihelani?, se acarició el mentón, reflexionando en silencio, sé suponía que aquella Isla se ubicaba en el cielo, no en la costa del mar.

Preguntandose, ¿era esa misma Isla?, ¿quién sabe?, no se podía discutir con alguien más experimentado en el arte de la navegación, estaba consciente que Maui conocía mejor al mar que la palma de su mano.

Por otro lado, ella había oído por las leyendas que su abuela la relataba cuando era una pequeña, ningún ser humano ha visitado esa isla jamás, a excepción de los dioses.

Pero estaba segura con Maui, él al ser criado por los dioses sabía lo que estaba hablando, aún así, ella ya ha vivido aventuras locas con el fortachón, sea para lo que sea, estaba lista.

-Esto va a tomar días- comentó Maui sin perder de vista al frente, sacándola de sus pensamientos-. Pero no tantos comparados con ir a Te Fiti, depende si el viento nos quiere ayudar- terminó la frase en forma de estar aludiendo a sí mismo.

Miró arriba hacia Moana, alzando una ceja con una sonrisa curvada.

-No parece ser un problema para el semidios del viento y del océano -Moana giró los ojos, riéndose ante la obviedad-. Sigues queriendo alardear ¿verdad?

Maui dio una carcajada divertida, para él alardear era de las cosas que más le gustaban hacer si tenía la oportunidad de hacerlo, y mucho más si era en frente de Moana.

-Niñita -entrecerró los ojos arrogantemente y dijo con elocuencia-. No gané estos tatuajes por nada. Oh y esta es la que me gusta más.

Maui con la cabeza dio un gesto dando a entender que debía acercarse, para que adivinara.

Moana se deslizó del mástil alegremente, con curiosidad para ver cual era su tatuaje favorito, seguro era uno donde la gente daba ovaciones ante sus hazañas, o donde esté derrotando algún monstruo descomunal o engañando con sus travesuras y astucia a algún dios.

-¿Es este? -Señaló indudablemente, poniendo su dedo sobre uno donde se convertía en alcón gigante.

-Frío -respondió burlón con una ufana sonrisa.

Moana se quedó pasmada, estaba bastante segura que ere ese, encogiendose de hombros seguía buscando, como si estuviera buscando un tesoro en un mapa indescifrable.

-Más frío que el corazón del Lalotai. -resopló con los labios.

Mientras más iba buscando con su dedo, más le provocaba cosquillas, Maui estaba conteniendo de la risa, pero no paraba de temblar.

-¡Maui!, lo haces más difícil si no paras de moverte. -dijo juguetonamente fingiendo molestarse.

Mini Maui llamó la atención de Moana, moviéndose de forma enérgica, él le dio un gesto de que lo siga, ella con su mirada, siguió al pequeño hasta que se escondió en su collar de dientes, ella al alzarlo vio al tatuaje de ella misma, saludando y sonriendole.

A la isleña le tomó desprevenida, ¿su tatuaje se estaba moviendo?, ¡tenía voluntad propia!.

-¡Soy yo! -dijo esbozando una gran sonrisa.

A Maui le complacía escuchar con el tono euforico en que lo dijo, sabía que se iba a poner contenta al instante de verlo, Moana se sentía asombrada de ver que su tatuaje tenía esta habilidad

-Ahora tu pequeño tú ya no estará solo.

-Supongo -comentó relajado-. Es extraño, recientemente comenzó a tener vida, por así decirlo- Maui le dirigió una mirada interrogativa pero al mismo tiempo con insinuación-. ¿Sabes la razón?

Moana no entendía a lo que se refería, ella no tenía la respuesta, tampoco sabía el porqué cobró voluntad propia su "pequeña yo".

-Será porque. . .-recordó la primera vez que conoció al pequeño tatuaje de Maui, su ubicación podría darle la solución a su pregunta -¿Está cerca del corazón?

Puso una sonrisa nerviosa, alzando los hombros incomodamente.

-Bueno, del corazón necesitamos vivir, ¿cierto? como aquella vez que devolvimos el corazón robado de Te. . .

-Ay Moana, que cursi -interrumpió alzando una mano, formó una tenue risa de ridiculización, y mostrando una, para nada, sutil mirada seductora dijo-. Aunque, sería un privilegio si me robas el corazón.

Moana se petrificó al instante de escuchar eso y sus mejillas se ruborizaron ardientemente.

-¡Oye! -Moana se enrojeció más la vergüenza, que golpeó a Maui en su pectoral, él no sintió nada pero se estaba muriendo de la risa a carcajadas.

-¡Es chiste!, uy que seria. -dijo entrecortado sin dejar de formar esa boba sonrisa, después de recuperar el aire y limpiarse las lagrimas de la risa le guiñó el ojo.

Moana le gruñó y se alejó de él, yéndose a la parte del timón, ella no pudo contenerse y rió para sí misma, si tan solo supiera.

-Para que sepas, yo ya tengo un corazón mucho mejor- Aquel comentario hizo caer la sonrisa del semidiós, estando en alerta, ya nada parecía gracioso.

Hasta que Moana, imitando la maniobra de Maui al tomar el remo, lo giró dando vueltas en sí, mostrandole con una sonrisa de satisfacción el autógrafo que le regaló.

-¡Este!

El corazón de Maui se alivió, pensaba que ya tenía un pretendiente de Mutunui o de alguna otra Isla para hacer alianzas, con los ojos nublados la felicitó.

-Nada mal -asintió arqueando las cejas -¿Pues como no? Si proviene de mí -Moana negó con la cabeza mientras se reía aún más, cruzando los brazos-.Aprendiste del mejor

Unidos por el OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora