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Tres días después.

-Aún no veo nada -comentó Moana, buscando con su mirada alguna prominencia cercana, sin embargo se encontraba con nada color verde, sino con el vasto azul profundo del océano.

Aunque sea algunas rocas o arena, pero nada, las olas se meneaban de un lado al otro, y el aroma del aire desprendía sal.

-La isla no es en nada a lo que te imaginas- Maui tenía una expresión relajada mientras comía-.Ya mismo llegamos, solo déjame acabarme este suculento coco -Dijo sin preocupaciones, tomando del dulce néctar de la fruta, e hizo un gesto de estar satisfecho-. ¡Mucho mejor!, ¿qué sería del mundo si no existieran cocos?, si no fuera por Hina. . .

-¿Hina? -Preguntó Moana con una ceja alzada-. ¿Qué no era por una anguila gigante que creaste los cocos?

-Si y no- Maui reía mientras del compartimento sacaba una banana, luego le dio un mordisco a la mitad de la fruta, con la boca llena siguió hablando-. Esa es solo una parte de la historia.

Moana miró pensativa, ¿cómo que solo una parte de la historia?, su abuela y todos sus ancestros siempre contaban que lo hizo solo sin la ayuda de nadie, así sucedieron los hechos, ¿verdad?, por eso Maui era conocido por ser tan asombroso en el lejano pasado

-Entonces después de todo si necesitabas ayuda, ¿quién lo diría?

-Bueno, fue un accidente -aclaró, acabandose toda la fruta-. Pero un accidente que me ayudó a ganarme más la admiración de los humanos.

Moana con una sonrisa en el rostro, se sentó cerca de Maui como cuando corría a escuchar las historias de su abuela Tala a los nueve años, ella cruzó sus piernas y puso su mentón reposando sobre ambas manos, prestando más atención.

-¡Cuéntamelo todo! -dio una risita.

Maui sonrió ante este gesto, le agradaba mucho que sea así, Moana era la única a quien podía compartirle todo en detalles, sin ser ridiculizado, miró su tatuaje, compartiendole algo en voz baja.

-Ya sabes que hacer -le guiñó el ojo amistosamente, luego Mini Maui hizo un pulgar hacia arriba, asintiendo con una gran sonrisa, entonces Maui mostró su espalda a Moana, y se formó una historia.

-Había una vez una diosa princesa muy, muy bella llamada Hina, es hija del Sol y de la Luna. Fue prometida en matrimonio al rey del lago llamado Vaihiria, que no era otra cosa que una enorme y repulsiva anguila.

Moana dio un grito ahogado, poniéndose ambas manos sobre su boca, luego siguió escuchando con atención.

-Hina huyó y se puso bajo mi protection, en cuanto lo supe no dudé en capturar y decapitar a la anguila. Al final le dí la cabeza a Hina envuelta en hojas, recomendándole no dejar la cabeza en tierra hasta llegar a su hogar. Pero Hina olvidó el paquete en el suelo, y la cabeza de la anguila se convirtió en el primer cocotero. Es por eso que el coco tiene tres puntos, son dos ojos y una boca.

Maui sacó otro coco, haciendo la alución con su brazo como si fuera el cuerpo de la anguila y el coco su cabeza, "molestando" a Moana como juego.

-¡Cásate conmigo! -imitó la voz de Vaihiria.

-¡No! -dijo entre risas Moana, apartando el brazo del semidiós.

-¿Escuchaste Vaihiria? -dijo Maui al coco con un tono amenazante-. Tendrás que vertelas conmigo antes de obligar a las damas isleñas a casarse contigo.

Él, sin esfuerzo alguno, partió el coco, ofreciendole la otra mitad a su compañera.

-Esa fue una historia bastante interesante -Moana tomó del coco ofrecido por Maui, sonriendo como agradecimiento-. Es por eso que descubriste que la anguila daba cocos y decidiste compartirlo con nosotros.

-¡Si! -Maui hizo una pose heroica, mientras el viento soplaba su abundante melena, su maná-. Yo solo sé decir de nada, pero, ¡no se lo cuentes a nadie!- hizo un sonido de chistido con su dedo-. Arruinaría mi reputación. . .Bueno, más de lo que ya está arruinada.

-Descuida, yo no le diré a nadie -le dio su palabra-. No te desanimes, aún tengo la esperanza que conozcan al verdadero Maui, solo por ser él mismo y por lo que los demás esperen que seas-. Dijo sonriendole de lado, luego acarició los bordes del coco

-Gracias niña- le sonrió afablemente.

- Aunque, tengo una duda, respecto a la diosa.

-Soy todo oídos -Maui se sentó, descansando su mentón sobre su muñeca, estando frente a frente.

-¿Quién es Hina exactamente para tí? -lo miró con expectación.

-¿Ella? Oh, es solo una amiga -alzó los hombros-. La conocí desde que el mar me llevó a la Isla Kuaihelani cuando era un bebé, ella es como una hermana mayor para mí, ahí los dioses me criaron y Hina fue alguien quien me enseñó casi todo lo que sé, le debo mucho.

Moana relajó los hombros y suspiró de alivio, pensaba que Hina era alguien de sumo interés para él en otro aspecto.

-Hmmm, ¿por qué tan curiosa ,rizos? -Alzó una ceja y la miró con suspicacia-. ¿Acaso estás celosa? -mostró una sonrisa burlona.

Moana abrió los ojos de golpe, mostrando una sonrisa exagerada.

-¿Yo?, ¿Maui, pero que dices? -se rio de forma innatural-. Yo nunca, no dije. . .Pffff ¿Por qué crees que. . . ?

Moana rápidamente se levantó y fue hacia el timón del velero.

-Mientras más hablas se hace más evidente -sonrió orgullosamente-. No te culpo, nadie puede resistirse a mis encantos.

-Estás hablando tonterías -Moana sopló de lado su mechón de cabello ondulado, riéndose en secreto para sí misma, no quería darle la razón tan facilmente.

-Ya sé que pasa aquí -terminó en tono de melodía y se levantó-. ¡Encuentras la grandeza frente a tí!

-Maui, no-

Maui no la dejó terminar, y tomó de su mano velozmente, la llevó hacia a sí mismo enrollandola sobre su brazo, la miró de cerca, alzando ambas cejas coquetamente y luego la alejó desenrollandola, y la giró dándole un par de vueltas sobre su eje.

-Y no sabes bien que sentir, ¡es adorable!, que jamás los humanitos cambiarán.

Moana giró dando cientos de vueltas hasta que toda su cabellera cubrió su cara de golpe.

-Basta de juegos- dijo riendo, mientras soplaba los mechones que se entraron en su boca, con su brazo acomodó su cabello llevándolo hacia atrás-. Sé que te gusta jugar, pero ví algo más ahí, se supone que los semidioses no tenían debilidades, sobre todo tú, siendo el gran Maui. ¿O me equivoco?

El mar se asomó, y asintió con su "cabeza", nuevamente se ocultó

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El mar se asomó, y asintió con su "cabeza", nuevamente se ocultó.

-Pfff -Maui alzó una ceja, sin negarlo-. ¿Debilidad?, si a tu lado toco el cielo, sin levantar los pies del suelo.

Moana se sonrojó nuevamente, fallando miserable en ocultarlo, no le quedó más opción que solo reírse, abrazando su abdomen.

Mini Maui se sorprendió, hasta que no tuvo más opción que sacar el pizarrón, marcando un punto para Maui

-Al fin enano, ya era hora.

Unidos por el OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora