—¿Qué pasó? —Maui se rascó la cabeza confuso e íntimamente se colocó en un ángulo de la choza donde solo el podía verlos y ellos no, empuñó su anzuelo listo para defenderla ante cualquier intento de atacarla.
—No tengo idea —Moana giró su mirada hacia Maui y suavemente bajó su azuelo, generando un gesto con su cabeza qué no hiciera nada, que todo estaba bien, ella tranquilamente salio de su choza, viendo claramente a cada aldeano.
Se sorprendió al cuando notó que cada aldeano llevaba un arma y antorcha en sus manos, ¡¿qué estaba pasando?!
—¡Moana, estás viva!— corrieron sus padres atravesando la multitud, casi abalanzandose sobre su hija, la abrazaron con mucha fuerza, aliviados por verla sana y salva.
—¡¿QUEEEEÉ?!— Moana estaba más confundida qué nunca.
—Oímos de los hombres que escogiste para la navegación— dijo Tui mientras besaba la cabeza y frente de su hija—. Ellos nos dijeron que vieron a un águila gigante llegar a la cúspide de la montaña, justo donde estabas recogiendo los cocos cerca de esas palmeras.
—¡Uy! —Moana puso una mueca incomoda—. ¿Así que pensaron que era Pukai, el ave devoradora de hombres?
Sus padres asistieron incluidos todos los aldeanos armados.
—Estuvimos a punto de pensar que era demasiado tarde— expresó Tui con una voz débil y con dolor de tan solo imaginarlo—. Que sería el último día de tu vida.
Moana rió nerviosamente mientras sudaba apenada, se separó adecuadamente del abrazo de sus padres indicándoles que todo estaba bien.
—Queridos padres —se reverenció a ellos, luego se dirigió a la multitud—. Gente de Mutunui—. Se aclaró la garganta para preparar su voz—. Bajen sus armas y apaguen sus antorchas, me es de agrado decirles que ¡no hay nada que temer!, es cierto, si hubo un ave gigante volando por el cielo, pero les aseguro que no fue ningún monstruo.
—¿No se trata del cambiaformas, que ama transformarse en alcón? —Dijo Tui serio y con una expresión amenazante—. ¿Aquel embustero, alardeador, que condenó al mundo entero por su codicia?
—Uh. . . —Moana se petrificó—. ¿Alcón?—tragó saliva dificultosamente.
—Todas las leyendas que contaba mi madre resultaron ser ciertas— Tui se castigaba a sí mismo por haber sido escéptico en cuanto a las leyendas—. Lamento haber sido muy duro contigo en el pasado hija mía, pero no estaré dispuesto a cometer el mismo error otra vez.
Moana empezó a sentir como sus manos sudaban, su mirada estana fija en un punto ciego.
Al ver esto Tui y Sina intercambiaron miradas preocupados, no era normal que ella actuase así.
—¿Amor? —preguntó Sina con cuidado, chasqueando los dedos en frente de ella, hasta notó que se paralizó hace unos segundos—. ¿Estás bien?
—Eh. . .— Moana fingió que la garganta le picaba y escondió solo una parte de su torso para arriba detrás del umbral de la choza, tosió fuertemente, pero inesperadamente se escapó unas luces extrañas a través de la pared de la choza, luego de unos segundos se reincorporó como si no hubiera pasado nada.
—¡¿Qué fue eso?! —Señaló gritando un isleño a la choza.
—¿Qué de qué? —Moana se encogió los hombros silvando.
—¿Tú también lo viste? —se giró Tui hacia él.
—¡Si! —gritó aquel hombre—. Salió una luz como de relámpago.
Todos los isleños varones dando veces se agruparon, preparando sus armas, a lo que Tui también sacó la suya.
—Sina, lleva a Moana lejos de aquí, ¡ahora!
—¡Oigan, no hay porqué alarmarse! —dijo Moana mientras su madre le jalaba de la mano, pero ella no puso resistencia.
—Es tu padre cariño —Sina iba caminando a pasos más adelantados mintras llevaba a su hija—. Solo quiere ma tenerte a salvo
—No quiere escucharme—. Moana suspiró pesadamente, mientras acariciaba el pequeño caparazón de su collar.
—Mi amor, sé que no somos padres perfectos, pero aquí estamos para tí, estamos muy orgullosos por quien te has convertido.
—Pero. . .— Fue interrumpida por su mamá, quien le dijo con un comentario rápido que se acercaran a la orilla del mar para detenerse a hablar mejor.
—Hija, tu padre y yo sabemos que has demostrado ser una exploradora capaz y gracias a tí toda la tribu comienzó a explorar las áreas circundantes, pero no por eso seremos despreocupados por tu bienestar, también existen los mountruos voladores.
—Mamá, no tienen porqué preocuparse— tomó las manos de su madre, y compartió una mirada sincera—. Estoy muy agradecida por ustedes, me han enseñado mucho y convertido en la líder quien soy ahora, pero no hay monstruos voladores, solo existen los del mar, alguien muy experimentado me enseñó eso.
Sina, con una expresión curiosa y confundida, se quedó en silencio, esperando una respuesta.
—Te voy a presentar a mi maestro navegante.
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Unidos por el Océano
FanfictionHan pasado varios años desde que Moana se ha convertido en la jefa de la aldea, sus padres no podían sentirse más orgullosos, logró que el pueblo volviera navegar, a revivir esa hermosa herencia de sus ancestros. Lamentablemente la alegría no durarí...