SALTAR LAS TRINCHERAS

CAPITULO X

—Oye, Tom, ¿podemos hablar? —Tom se pasó el cabello detrás de las orejas, deshaciéndose un rulito que tenía casi perfectamente hecho. Miró a Janny, con quien nunca había hablado realmente, pero aceptó porque sabía que no era mala, sino todo lo contrario, y que, además, los últimos meses había estado saliendo casi diario con su hermano, lo que le hacía casi confirmar, que estaban liándose o algo parecido.

Sus ojos azules y redonditos, y su nariz tan pequeñita, la hacían parecer una muñequita. Era muy bella, realmente, pero siempre estaba enojada porque odiaba vivir en una casa llena de hombres machistas que no la dejaban hacer absolutamente nada más que servirlos a todos ellos. Sabía que con su hermano no iba a tener que sufrir nada de eso, porque de todos, era Fran el más amable y lindo de su familia.

—Siéntate... —Lo invitó, y Tom asintió, sentándose a su lado. Era menor que Javyer, pero por alguna razón, Janny se veía mucho más madura e inteligente de lo que se veían todos sus hermanos, incluyendo a Bill.

Titubeó un poco, pero finalmente se decidió por hablar.

—Javy no ha llegado... —Fue lo primero que dijo. Tom apretó los labios, un poco incómodo. —Quería aprovechar para preguntarte si... sabes si a Bill le pasa algo o... si Javyer está provocando que...

Janny calló sus propias palabras. Tom tragó saliva con pesadez. Desde que habían terminado, no había dejado de pensar en lo mucho que seguro Bill había estado sufriendo. No lo había visto desde hacía casi dos meses, y por mucho que intentó buscarlo, Bill se lo negaba de forma rotunda, por lo que no podía saber mucho de lo que estuviera pasando entre Javyer y él, pero sí estaba seguro de que, si Janny lo veía mal, era justamente porque hacía casi dos meses, su propio hermano había abusado sexualmente de él.

—Humm... no, ¿por qué? —Janny suspiró, y se encogió de hombros.

—He visto a Bill muy distante... y Harry me ha dicho que los ha escuchado discutir... sólo pensé que tú podrías saber, ya que pasas mucho tiempo con los dos. —Tom se pasó la lengua por los labios, nervioso, y después sacudió la cabeza.

—Bill y yo hemos terminado. —Confesó. —No lo he visto hace semanas...

Los ojos de Janny se abrieron en sorpresa; quería preguntarle la razón, pero a no considerarse ni amiga, ni cercana de Tom, sintió que se metería en un tema personal que no le pertenecía saber.

—Y... ¿Javyer no te ha dicho nada?... es que Bill está raro, muy raro... —Tom volvió a negar.

—De verdad que no lo sé, Janny... quisiera ayudarte, pero...

—No encubras a Javyer si sabes algo... sólo quiero decirte eso... —Tom bajó la mirada, sintiendo que las manos le sudaban a borbotones. —Y que...

—¡Mi Tom precioso! —Javyer daba saltitos hacia Tom, a quien le despeinó el cabello. Ambos se sonrieron, pero Tom desvió la mirada para ver a Harry, que arrastraba la mochila con la carita cansada, y luego a Bill.

Entonces supo a lo que Janny se refería cuando dijo que se veía distinto. Se le veía un rostro muy triste, con unas ojeras enormes, casi kilométricas; su cabello despeinado, y su cuerpo flaco metido en un suéter gordo que lo hacía verse mucho más pequeño.

Conectaron miradas, pero Bill la desvió para ir a besarle la mejilla a su hermana y sonreír.

—¿Cómo te fue en tus cursos de la uni, Bill? —El aludido se encogió de hombros.

—No estuvieron mal... —Su voz, ronca, apagada.

—Me alegra. En un ratito pongo la mesa para que comamos, ¿sí?