SALTAR LAS TRINCHERAS

CAPITULO XII

—¡Te juro que no ha sido planeado, Tom!, Daria ha saltado de... oh, hola. —Javy y Tom detuvieron sus pasos entrando a casa, cuando vieron a sus padres, sus hermanos y a Bill en la sala, todos juntos, en completo silencio, con rostros expectantes.

—¿Qué haces aquí, Fran? —Saludó Tom, con una sonrisa temblorosa, de nervios.

—Platico con Janny y su familia, ¿quieren comer?

—No, gracias, vamos a ir a beber. —Fue Javyer, hablando frío y duro, como siempre. Su padre fue quien rompió un poco la tensión del ambiente con un suspiro.

—Siéntense, Francis quiere hablar con nosotros, acerca de su amistad. —Tom miró a su hermano, serio, pero mucho más que eso, confundido.

—¿Que es esto, Fran? —Preguntó entre dientes.

—Tom, siéntate.

—Qué estupidez es esto... —Bramó Javy, tomando a Tom de la mano, para guiarlo al asiento individual, el cual era lo suficientemente amplio para que ambos cuerpos delgados cupieran perfectamente.

—Queremos decirles algo duro de oír... —Empezó Janny. Javy se carcajeó, y todos le miraron.

—¿Estas embarazada del hermano de Tom, zorra? —Ella lo fulminó con sus ojos, y sin esperanza de poder seguir guardando la calma, le habló:

—Cierra la boca, imbécil. Es de ti de quién queremos hablar. —Su hermano levantó las cejas, divertido. —Javyer ha estado abusando sexualmente de William.

Javy ni siquiera dejó un segundo solo para fingir que la noticia le había llegado a sorprender mucho, de hecho, contestó tan rápido que seguro apenas su familia tampoco tuvo tiempo suficiente de tragarse esas palabras.

—¿¡De dónde sacaste esa mentira?! —Janny observó la rabia con la que Javyer miraba a Bill, quien se apretó los brazos, abrazándose a sí mismo, intentando no hacer notorio el temblor en todo su cuerpo.

—Él nos lo ha dicho... llevas meses haciéndolo. Y tú, Tom, lo has protegido cuando Bill te pidió ayuda a ti. —Fue Fran, que hizo a Tom abrir los labios, sorprendido de que hubiese sido su propia familia quien lo delatara así de rápido.

—No lo mires así, Tom; mi hermano ha confiado en ti antes que en cualquiera de esta casa... —Tom bajó la mirada, nervioso, casi aterrado.

Ante un silencio que también delataba, el hombre habló, casi harto y cansado.

—Habla, Javyer, ¿es verdad?

—No, papá, no es verdad.—Su voz cambió a ser dócil. Su mirada, inocentona. — No tocaría a ese niño ni con un guante. Me da asco.

Su padre levantó las cejas, nada sorprendido porque se hubiese expresado así. Realmente pensaba que era algo casi que ilógico: todos en casa odiaban a Bill, había sido raro que, lentamente, mientras más pasaban los años, sus hijos, exceptuando a Javy, habían empezado a tolerar y respetar su estadía en casa. Como si hubiesen madurado con el amor que en casa nunca le vieron recibir especialmente a él.

Así que sí, habría pensado mal de cualquier otra persona, pero no de Javyer, que no desperdiciaba un minuto en hacerle saber a Bill qué tanto lo odiaba.

Abusar sexualmente de él, tendría que ver todo lo contrario que el odio.

—Bueno, pueden irse.

—¡Papá estas loco!, ¿¡Vas a creerle sólo así?! —Chilló Janny; sus ojos brillando de rabia.

—Tu hermano no es homosexual, y tampoco es un violador. —Confirmó. Javyer asintió.

—¡¡Sí lo es!!, ¡¡haz algo bien por Bill por primera vez, papá!!