Capítulo 2: El tatuaje

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De espaldas a Alan, la chica tatuada preparaba los utensilios y agujas de su equipo con la intención de reproducir cada maldito tatuaje de La Araña en su cuerpo. Por otra parte, el agente Jax Jones, el nuevo escolta personal de Ian Ramírez en su viaje a Cuba le repetía lo mismo una y otra vez. El joven policía se había aprendido de memoria el itinerario de Ian en La Habana. Le dolía la cabeza de tanto reproducirlo en voz alta a petición de Jones.

Desde que aceptó hacerse pasar por su hermano, las cosas parecían empeorar cada vez más para el chico con cada minuto que pasaba. El señor Thompson lo mantuvo despierto toda la noche, preparándolo en cuanto a la misión que debía desempeñar.

Jax un tipo que le parecía un completo idiota, tenía instrucciones precisas de mantenerlo con vida en su estancia en la Isla. Éste, desde hacía más de un año actuaba como agente en cubierta, infiltrado en la banda de La Araña hasta su accidente. 

Gracias a él, su hermano todavía estaba vivo. Aún así, el chico no pudo reunir el coraje suficiente para agradecérselo. Ni siquiera podía mirar a la cara a ninguno de sus nuevos compañeros sin sentirse terriblemente avergonzado.

—¿Estás preparado?—Preguntó Erika su otra camarada, aplicádole un gel en la zona del cuello. Alan respiró profundamente y asintió con la cabeza, dándole su aprobación para que comenzara. Ya no podía retractarse, se estaba convirtiendo en su gemelo. Marcándose como un asesino—. Ian Ramírez, tiene un total de 8 tatuajes. Por precaución, será mejor replicarlos todos. Sus diseños son algo famosos, entre la gente de su pandilla.

—Siempre se hace un tatuaje nuevo cuando cierra un gran negocio...—Murmuró Jax, cruzándose de brazos al lado de la tatuadora. Estaba al igual que Alan, evaluando el experto trabajo de la chica—. Ten mucho cuidado con el tatuaje de la araña en el cuello. Debe quedar idéntico. Es su marca personal.

—No te preocupes, soy la mejor en lo que hago...—Se jactó la morena, iniciando el tatuaje.

Al principio, Alan sintió unos incómodos pinchazos en el cuello pero luego se fue acostumbrando a las finas agujas que marcaban su piel con tinta para siempre. Ese era el primero, faltaban todavía otros siete. Podía tolerarlo. El otro integrante del grupo, Jaime Ross, entró en la oficina portando una laptop y manteniendo una escueta conversación con alguien al teléfono.

—Se ha confirmado el encuentro entre La Araña y la hija del nuevo jefe del cartel de Bogotá, en La Habana. Calvin Scott, su secretario personal en Orlando ha enviado un mensaje al teléfono de Ian con el itinerario...—Murmuró el oficial con algo de desconfianza—. ¿Te llamó a ti Jax? ¿Se creyó el cuento de que Ian estaba malherido oculto de los rusos hasta que las cosas se calmaran? ¿No sospecha nada?

—Apenas han pasado 72 horas del accidente de La Araña, mañana tendremos la situación controlada...—Explicó de forma calmada, deteniendo su mirada en Alan quien estaba quieto en la camilla mientras Erika lo tatuaba—. O eso espero, ¿ya estás al corriente de todo? ¿Sabes lo que tienes que hacer?—Le preguntó desconfiado al nuevo criminal que el Equipo Spider de la Interpol estaba creando.

—El señor Thompson fue bastante claro...—Fue la única respuesta del policía. Jax, irritado por sus palabras sacó de la carpeta que reposaba encima de uno de los escritorios, la foto de una hermosa mujer pelinegra, de profundos ojos azules y mirada seductora—. Pues si Eileen Mendoza descubre que tú no eres La Araña por mucho que te parezcas físicamente a tu hermano, estamos muertos. Todo se va a la mierda.

—Nadie va a sospechar, tranquilo—Manifestó Alan, visiblemente calmado. Esto, irritó más al oficial Jax Jones. El agente furioso dio un fuerte golpe en la mesa. Erika se apartó de Alan cuando éste se incorporó en la camilla—. ¿Tienes algo que decir?

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