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Después de tantas situaciones el amor de los Aristemo había triunfado, cuando tomaron la decisión de mudarse a la Ciudad de México, había sido difícil para sus padres dejarlos ir pero sabían que tenían que crecer como personas y como pareja.

Ahora la pareja había bajado del autobús y al salir de la central quedaron impresionados al ver la cuidad. Ari cargó a Temo y giró con él, la alegría deslumbraba en sus rostros.

-¡Ya estamos en la cuidad, Tahi!- dijo Ari emocionado.
-Lo sé, Tahi- dijo Temo y se dieron un beso-. Muchas aventuras nos esperan aquí.
-Verás que si. Vamos a comer algo antes de irnos a descansar.
-Claro.

Ari y Temo caminaron por un rato recorriendo parte de la cuidad, así irían conociendo poco a poco. Después de un rato encontraron un puesto de tacos.

-¿Qué les voy a servir, jóvenes?- preguntó un señor.
-Yo voy a querer tres de pastor y un jugo de mango- dijo Ari.
-Y yo eres campechanos y un agua de horchata- dijo Temo.
-Enseguida.

Los jóvenes tuvieron pronto su comida y mientras la disfrutaban platicaban sobre sus planes en una nueva cuidad. Recibían mensajes de la familia deseándoles lo mejor en esa etapa y eso los tenía muy felices, pero al menos no se olvidarían de visitarlos.

Terminaron de comer, pagaron y continuaron paseando. Como aún no tenían un lugar donde vivir se instalarían por unos días en un hotel. Llegaron, les dieron las llaves de una habitación y fueron allá. La habitación era perfecta para los días que se quedarían, dejaron sus maletas y se acercaron a la ventana. Ari abrazaba a Temo por atrás.

-No puedo creer que estoy en una nueva cuidad contigo- dijo Ari dándole un beso en la mejilla.
-No hubiera sido tan feliz estando lejos de ti, mi amor- dijo Temo dándose vuelta para besar los labios de su novio-. Me haces feliz.
-Y tú a mí. Oye Tahi, ¿te late si mañana vamos a buscar un lugar donde vivir? No podemos quedarnos siempre en este hotel.
-Tienes razón, aunque sea que podamos rentar mientras buscamos un trabajo y juntamos para adaptarnos a una casita.
-Empezaremos de cero pero juntos como pareja.

Sonriendo volvieron a besarse y sin separarse caminaron hasta topar con la cama. Ari se sentó a la orilla de la cama y Temo sobre sus piernas haciendo un poco candente la situación. Temo movía sus caderas creando fajes y comenzó a jadear cuando Ari descendió sus besos a su cuello.

-Espera, amor- dijo Temo riendo.
-¿Qué pasa, Tahi?- preguntó Ari.
-Ya habrá tiempo para hacer el amor, ahorita tenemos que descansar.
-Tienes razón, pero al fin estaremos solos.

Se pusieron sus pijamas y se fueron a dormir después de un largo viaje. Mañana los esperaba el inicio de una nueva vida en pareja.

Al día siguiente después de desayunar Ari y Temo fueron a pasear por la cuidad, así aprovecharían para buscar un lugar donde vivir. Había lugares que estaban arriba de su presupuesto para el primer mes de renta.

Caminaron un rato hasta que llegaron a un barrio, los muchachos miraban sorprendidos cada lugar.

-Mira esos murales, Tahi- dijo Ari señalando algunos.
-La persona que los haya hecho tiene mucho talento- dijo Temo.

Continuaron caminando y mirando el lugar, pasaron frente a un pequeño restaurante y vieron un letrero de “Se renta”. Ellos se podían adaptar a lo que fuera, además, el lugar era demasiado lindo así que preguntarían informes. Tres niños y un perrito pasaron corriendo junto a ellos.

-Tengan cuidado, niños- dijo una mujer de ojos claros-. Hola muchachos, bienvenidos.
-Hola, muchas gracias- dijo la pareja-. Disculpe, ¿aquí es donde rentan el cuarto?
-Aquí mero es. ¿Les interesa?
-Claro.
-Bueno, dejen le hablo a mi mamá ya que ella es la mera mera.

La mujer se retiró por un momento, los Aristemo se sentían un poco nerviosos por lo que pudiera pasar. Poco después apareció una señora mayor de edad, pero se veía que era linda persona.

-Hola muchachos, pasen por aquí- dijo la señora-. Mi nombre es Guadalupe, pero me dicen doña Lupita o Lupis. Me dijo mi hija que les interesa rentar el cuarto.
-Así es, venimos desde Oaxaca y por planes de universidad nos quisimos venir a vivir aquí a la cuidad- dijo Temo.

Doña Lupita les explicó las instalaciones de la casa y los llevó a dar un recorrido, a pesar de que fuera algo pequeño les gustaba. Subieron al cuarto, estaba amueblado y era ideal para ellos.

-¿Y qué les parece?- preguntó doña Lupita.
-Está perfecto- dijo Ari feliz-. Nos quedamos con él.
-Si, solo que...- dijo Temo poniéndose un poco nervioso-. Ay doña Lupita, solo esperemos no incomodar a su familia porque nosotros dos somos novios.
-Ay no te preocupes por eso, mijo. Aquí en esta casa todos son bienvenidos porque todos somos iguales.

Ari y Temo se sintieron muy felices de estar en ese lugar que ahora sería su hogar, pero lo más importante fue que iban a ser aceptados como pareja.

-¿Te late venirnos mañana?- preguntó Ari.
-Sería lo mejor- dijo Temo-. Doña Lupita dijo que si podíamos mañana no habría ningún problema.
-Ay Tahi, yo sé que en este lugar seremos muy felices.
-Lo sé, pero me hace feliz estar contigo.

Aristemo/BospaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora