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En casa de los Roble todos disfrutaban de una agradable convivencia familiar junto a los Villa de Cortés y los Aristemo, ese día cerraron más temprano el restaurante para poder disfrutar de la tarde.

-Oigan, falta mi carnal y el Bosco- dijo Salo.
-No se preocupen por nosotros que venimos llegando- dijeron ambos al llegar alegres.

Todos los saludaron, pero discretamente Temo se emocionó y le hizo una seña a Ari, quién al ver lo mismo también se emocionó. Los demás no lo notaban aún y ante eso la recién pareja de novios decidió ya decirlo.

-Familia, hay algo que queremos decirles- dijeron algo nerviosos y sin soltarse de las manos-. ¡Ya somos novios!

Los niños, los Aristemo y los Galomón gritaron de emoción, los adultos también se sintieron felices y los abrazaron. Los más felices eran los padres de ambos que los abrazaron.

-Ay mi niño, solo quiero que los dos sean felices- dijo Mireya-. Tienes un corazón tan bonito y serán una bonita pareja.
-Gracias mamita, sin duda seremos muy felices- dijo Pepa sonriendo.
-Hijo, no sabes lo orgulloso que me siento- dijo Esteban abrazándolo-. Pedro Pablo te hace demasiado feliz y así siempre quiero verte.
-Así será, papá- dijo Bosco sonriendo-. Estoy tan enamorado de Pepa y no tengo duda de que seré feliz junto a él.

Los adultos convivían entre ellos y los seis adolescentes se salieron a la calle para platicar agusto, ahora ya eran tres parejitas felices. Los Aristemo se sentían igual que los Oppas, al ver que los jóvenes a los que aconsejaron al fin ya eran pareja.

-Ahora si te podré llamar cuñado, Bos- dijo Salo-. Que pensándolo bien, ya te decía desde que era novio de mi Galiux.
-Mi hermana te tiene tan enamorado que se te olvidan las cosas- dijo Bosco y todos rieron.
-No cantes victoria, Bosco- dijo Temo-. El amor te distrae mucho que aveces te hace olvidar cosas. A mí me pasó incluso antes de ser novio de mi Aris.
-Pepa, más vale que en las tutorías mi hermano se concentre mucho y si estudien- dijo Gala.

Los jóvenes se reían de sus ocurrencias, Bosco y Pepa se miraban tan enamorados que ya no había vuelta atrás. Ari y Temo estaban felices de haber unido a una linda pareja, tal vez esa también era su misión.

Las horas pasaron, la convivencia fue muy agradable pero había sido hora de que los Villa de Cortés regresaran a casa. Las parejas se despedían, Bosco y Pepa se daban muchos besitos.

-Te dije que no me iba a cansar de besarte y mucho menos ahora que somos novios- dijo Bosco y le dió otro beso-. Te veo mañana, pasado mañana y todos los días.
-Eso nunca lo dudes, no me cansaría de verte, mi mosquito- dijo Pepa dándole un tierno besito en la punta de la nariz-. Te quiero.
-Yo te quiero más.

Los Villa de Cortés subieron a la camioneta y se fueron a casa. Pepa sonreía muy enamorado, de verdad que Bosco había cambiado y eso había enamorado más al joven Roble. Mireya abrazó a su hijo y le dió un beso en la mejilla.

-Ay mijo, me gusta verte muy feliz y más ahora que eres novio de Bosco- dijo Mireya.
-Desde el fondo yo sabía que Bosco tenía un lindo corazón, solo que aún no llegaba la persona que le devolviera la felicidad- dijo Pepa.
-Ese es mi hijo, sin duda los Roble y los Villa de Cortés hacemos buenas parejas.
-Humberto es un buen hombre y te hace muy feliz, así también quiero verte mamá.

Aristemo/BospaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora