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Al día siguiente después de desayunar Pepa salía con sus cosas para pintar y así se distrairía un rato. Iba saliendo de su casa y una sonrisa se dibujó en su rostro al ver que Bosco iba llegando. Al verse Pepa corrió a abrazarlo y Bosco correspondió.

-¿Estás bien?- preguntó Bosco-. Me quedé preocupado con el mensaje que me mandaste anoche.
-Ay Bosco, con todo lo que pasó me he sentido extraño- dijo Pepa-. Quería verte porque además de pintar, verte me hace sentir bien.
-Aquí estoy. Vamos a continuar nuestro mural.

Tomaron la caja con pinturas y brochas para irse al lado de la casa donde estaba el mural.

Bosco y Pepa pintaban la pared, la imagen que pintaban era un bello árbol. Bosco pintaba unas ramas, se sentía feliz estando con su familia y los Roble, especialmente con Pedro Pablo. Bosco continuaba pintando, pero notaba a Pepa algo desanimado y no le gustaba verlo así. Tomó un pincel con pintura y manchó un poco la nariz de Pepa.

-¡Oye!- dijo Pepa riendo.
-Arriba ese ánimo, Pepa- dijo Bosco y tomó posición como cuando practicaba esgrima-. ¿Una guerra de pintura?
-Orale, le entro.

Ambos comenzaron a jugar con pinceles y se manchaban de pintura, eso le levantaba el animo a Pepa. Temo estaba asomado en la barda de la azotea apreciando el lugar, escuchó unas risas y al mirar hacia abajo se encontró con los dos jóvenes. Luego de la conversación que tuvieron anoche sabía que haría lo correcto, pero lo que estaba viendo lo hacía pensar que había otro tema que hablar con él.

-¡Tahi, Tahi!- dijo Ari llegando de sorpresa.
-¡Ay Ari, me asustaste!- dijo Temo riéndose y volteó a verlo-. ¿Qué pasa Tahi? ¿A qué se debe tanta alegría?
-Son buenas noticias, ¡ya tenemos trabajo!
-¿Te cae?
-Y me aplasta. Paz me vio buscando trabajo en un periódico y se ofreció a darnos trabajo aquí en el restaurante, así sería como si le pagaramos la renta y tendríamos algo extra para nuestras cosas personales.
-¡Ay Tahi, esa es una buena noticia!

Ambos se abrazaron y se dieron un beso, ya no había manera en que sus vidas mejoraran. Nuevamente las risas de Bosco y Pepa se escucharon, Temo le hizo señas y ambos se asomaron sin que se dieran cuenta. Bosco y Pepa reían al estar pintando, se daban leves empujones, pero se miraban de una manera especial.

-A pesar de lo que hablamos ayer se ve que Pepa es feliz estando con Bosco- dijo Temo-. Ayer Gala me dijo que su hermano había cambiado desde que Pepa y él se hicieron amigos.
-Recuerdo que así éramos tú y yo- dijo Ari abrazándolo por la cintura-. Empezamos siendo mejores amigos y terminamos siendo novios, casi esposos.

El comentario le dió una gran idea a Ari, volvieron a asomarse y los jóvenes seguían pintando, a pesar de la altura se podía notar la manera en que se miraban sin que se dieran cuenta uno del otro. Ari jaló a Temo del brazo antes de que los vieran.

-¿Qué traes, Tahi?- preguntó Temo.
-Esas miradas que se echan no parecen de amistad- dijo Ari-. Oye, ¿y si les damos un empujoncito?
-¿A qué te refieres?
-A ayudarlos a que se enamoren.
-Ya me andas pegando lo metiche de los Córcega.
-Ay, amor...
-Está bien, acepto. Pero vámonos despacio.

Un ladrido los asustó y se escondieron antes de que los vieran, fue Cobija quien los había asustado. Bosco y Pepa buscaban de dónde había provenido el ruido, pero no le tomaron mucha importancia y continuaron pintando.

-Debió haber sido Cobija- dijo Pepa-. Ya sabes que cuando sale le ladra a cualquier desconocido.
-Si- dijo Bosco y miró el mural-. Está quedando increíble.
-Estas actividades son las que más me gustan.

Bosco y Pepa ya casi terminaban el mural, tenían planeado mostrarla a sus familias cuando estuviera terminada. Pero ellos no comenzarían a sospechar del plan que tenían Ari y Temo.

Aristemo/BospaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora