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En casa de la familia Roble había mucho movimiento y eso es porque ya no tardarían en llegar los nuevos inquilinos, habían preparado muchas cosas para que se sintieran como en casa.

-¿Y cómo son los nuevos inquilinos?- preguntó Salo.
-Dice tu abuela que son buenas personas- dijo Mireya-. Tu hermano y tú pueden llevarse bien con ellos porque son de la edad.

El timbre sonó y todos tomaron posición, doña Lupita fue a abrir, los Aristemo ya habían llegado.

-Hola hijos- los saludó-. Pasen, bienvenidos.

Los Aristemo entraron y se impresionaron al ver una gran familia, eso los puso un poco nerviosos ya que no sabían cómo romper el hielo con cada uno, especialmente con los jóvenes. Todos los Roble se mostraban felices.

-Familia, ellos son Aristóteles y Cuauhtémoc, nuestros nuevos inquilinos- dijo doña Lupita-. Bueno hijos, les presento a la familia Roble.
-Mucho gusto- dijeron ambos.
-Sean bienvenidos, yo soy Paz- dijo ella-. Sientanse como en su casa y cualquier cosa que ocupen pueden acercarse conmigo. Ella es mi hija María y su amigo Monito.
-Hola, mucho gusto- dijeron los niños causando ternura.
-Yo soy Mireya y aquellos dos guapos muchachos son mis hijos Salo y Pepa- dijo ella.
-Y yo soy Nandy- dijo la mencionada-. Créanme que va a ser un gusto tenerlos aquí con nosotros.
-Muchas gracias y una vez más es un gusto conocerlos a todos- dijo Temo-. Bueno, a como escuchamos sus nombres a nosotros nos pueden decir Ari y Temo.

Luego de una agradable bienvenida, doña Lupita acompañó a los muchachos a su cuarto y los dejó para que se instalaran. Ari y Temo comenzaron a sacar sus cosas de las maletas para acomodarlas en su nuevo cuarto, el rizado se sentó a la orilla de la cama sonriendo mientras miraba una foto donde estaban con sus familias. Temo sonrió y se acercó con él.

-¿Qué tanto piensas, Tahi?- preguntó Temo.
-A pesar de que vamos a estar lejos de nuestras familias por un tiempo, con estas personas me voy a sentir como si estuviéramos con ellos- dijo Ari-. ¿Te diste cuenta que hay muchas similitudes?
-Si, ellos son una familia grande al igual que las nuestras y creí que nosostros éramos los únicos con nombres raros.
-Lo sé, pero no tengo duda de que aquí seremos muy felices.
-Verás que si.

Se dieron un beso y continuaron desempacando. Durante el resto del día los muchachos acomodaron sus cosas y bajaron a disfrutar de la bienvenida que la familia les había preparado. Sin duda los Aristemo iban a ser muy felices en ese lugar.

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Guapuritas, ¿qué les gustaría leer en los siguientes capítulos después de que los Bospa y los Aristemo se conozcan? Recuerden que Bosco y Pepa aún no son pareja, solo amigos

Aristemo/BospaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora