Aristemo/Bospa

17

Al día siguiente Pepa se dirigía a casa de los Villa de Cortés para las tutorías con Bosco, casi no había podido dormir por pensar en el beso y no sabía si entrarían en ese tema, pero si sabían que se pondrían nerviosos.

-Hola Pepa- saludó Esteban al abrir la puerta.
-Hola Esteban, vine con Bosco para lo de las tutorías- dijo Pepa.
-Claro, pasa, ya sabes que esta también es tu casa. Bueno, iré a ver a Paz, cualquier cosa me llaman.
-Si sue... Digo, Esteban.

Esteban se fue y Pepa entró a la casa. Se fue directo al cuarto y al entrar vio a Bosco sentado en su escritorio anotando algo, se sentía nervioso que se acercó a él.

-Hola Bosco- lo saludó.
-Hola Pepa- devolvió el saludo-. Mira, empecé antes a hacer estos ejercicios. ¿Qué tal voy?
-¡Wow! Los resolviste correctamente, de verdad has mejorado bastante.
-Tengo al mejor tutor.

Ambos se sonrojaron, aún no se atrevían a hablar del beso pero con cada palabra linda que se dijeron sabía que todo iba a cambiar. Pepa se levantó y tomó de la mano a Bosco, lo cual era extraño.

-Ven, hoy vamos a descansar de las tutorías- dijo Pepa.

Bosco se levantó y salieron al patio, pero en ningún momento se soltaron de la mano y se sentaron en el pasto. Los corazones de ambos latían muy rápido, no sabían qué decirse y no lo resistieron más, se besaron. Este beso se sentía diferente al primero pero no dejaba de ser tan especial y sabían que ya no querían dejar de hacerlo.

Desde el balcón Fobo y doña Elvira miraban esa escena, miles de pensamientos rondaban por la cabeza de la mujer ya que aún no sabía cómo tomar la orientación de su nieto.

-¿Lo ve?- dijo Fobo-. Su nieto se ve muy feliz a lado de Pepa, ¿desde cuándo no lo veía así de feliz?
-Es verdad, desde que murió mi hija no lo había visto feliz- dijo doña Elvira-. No lo sé Fobo, aceptar la orientación de mi niño va a ser un poco difícil.
-No tiene que comprenderlo ahora, con el tiempo lo irá entendiendo. Solo Bosco se quiere sentir aceptado y amado.

Bosco y Pepa se separaron del beso, pero se miraban con amor. Las palabras no salían pero el corazón hablaba por sí solo, ante ese segundo beso Pepa tenía la curiosidad de saber algo pero no lo soltaría de golpe.

-Este es el segundo beso que nos damos- dijo Pepa con una tierna risa.
-Lo sé, pero no me cansaría nunca de besarte- dijo Bosco dándole muchos picos-. Ay Pepa, ya no puedo seguir ocultandolo pero... Estoy enamorado de ti.

El corazón del joven Roble latía con mucha fuerza, él también sentía algo por Bosco pero estaba esperando el momento para decirlo y el momento había llegado, aunque aún no tenía pensado en decirle lo de sus estudios. Las lágrimas no se pudieron contener y eso preocupó a Bosco.

-Ey precioso, ¿qué ocurre?- preguntó Bosco preocupado.
-No es nada, solo que esto me hace muy feliz porque yo también estoy enamorado de ti- dijo Pepa sonriendo para no entrar en el tema de la universidad-. Sé que al principio nos odiabamos, pero cuando comencé a darte las tutorías ya sentía que me había enamorado de ti y lo pude confirmar.
-De haber sabido yo en ese momento hubiera abierto mi corazón y descubrir lo que sentía por ti.
-Aún no descubrías tu orientación y no estabas preparado para hablar, pero yo te iba a esperar.
-Pepa... ¿Quieres ser mi novio?
-¡Si Bosco, claro que quiero ser tu novio!

Ambos se besaron en medio de un abrazo, la emoción les ganó que cayeron al pasto pero eso no les importaba porque ahora eran novios y eso los tenía demasiado felices. Se sonreían con mucho amor, ahora que sus vidas estaban fuera de peligro podían vivir felices su amor.

-Así me gusta verte, mi Bos- dijo Pepa sonriendo-. Tienes una hermosa sonrisa.
-Esta sonrisa es por ti, tú me has devuelto la felicidad- dijo Bosco y le dió otro beso-. Oye, ¿y si les damos la noticia a nuestras familias?
-Obvio, aprovechando que ahorita están todos en casa de mi abuelita. Quiero presumirles a mi guapo novio.
-Y yo al novio más lindo.

Se dieron un beso y con sus manos entrelazadas se fueron a casa de los Roble. El amor en esas dos familias era algo muy común pero verdadero.