Estaban en la casa de Rodrigo. Sara y él estaban boludeando en el sofá. La confianza y la comodidad entre ellos eran palpables, una mezcla perfecta de amistad y amor.
Rodrigo se levantó para buscar algo en la cocina y, al volver, notó que el teléfono de Sara estaba sobre la mesa con la pantalla encendida. Sin querer ser entrometido, no pudo evitar ver que su propia cara aparecía como fondo de pantalla.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Che, ¿me tenés de fondo de pantalla?
Sara levantó la vista mirando detenidamente a Carre con su celular.
—Sí, nunca lo cambié. Siempre me gustó esa foto de nosotros.
Rodrigo se sentó a su lado, sacando su propio teléfono del bolsillo.
—Mirá esto.
Rodrigo desbloqueó su teléfono y le mostró a Sara su fondo de pantalla: era una foto de Sara.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Yo tampoco la cambié. Me gusta verte cada vez que desbloqueo el celular.
Sara sonrió ampliamente, sintiendo una calidez en su corazón. Rodrigo se acercó más dándole un beso a Sara seguido de varios besos suaves en los labios, uno tras otro, como si no pudiera parar.
—Te amo mucho, Sarito. Sos todo para mí. —Dijo Rodri entre besos.—
Sara correspondió a sus besos, sintiendo una felicidad abrumadora.
—Yo también te amo, Rodri. Más de lo que puedo expresar con palabras. —Dijo acariciandole el rostro.—
Después de un rato, se separaron, pero seguían mirándose con una ternura inigualable. Rodrigo se levantó y se estiró.
—Bueno, voy a prender stream un rato. ¿Te quedás acá o venís a hacerme compañía?
—Por fin te dignas, me quedo en el living. Quiero terminar de ver una serie. Pero después te alcanzo.
Rodrigo se rio y asintió, se dirigió a su set-up de streaming. Encendió la cámara y comenzó a preparar todo. Mientras tanto, Sara se acomodó en el sofá con una manta, disfrutando de la calidez del lugar y de la compañía silenciosa de Rodrigo.
Desde la habitación contigua, podía escuchar a Rodrigo saludando a sus seguidores y bromeando con ellos. Era una parte de él que siempre la había fascinado: su capacidad para conectar con tanta gente y hacerlos sentir bienvenidos.
A medida que la noche avanzaba, Sara se sintió más segura y feliz de estar con Rodrigo. Sabía que, a pesar de los altibajos, habían encontrado algo especial, algo que valía la pena cuidar y proteger.
Rodrigo, mientras tanto, sentía lo mismo. Cada vez que hacía una pausa en su streaming, pensaba en Sara en el living, sintiendo una profunda gratitud por tenerla en su vida.